Guerra en Siria: tristeza, devastación y muerte

Tristeza, devastación y muerte son tres situaciones con las que ha tenido que aprender a vivir el pueblo sirio desde el inicio de la guerra en 2011, que ha dejado a su paso una crisis social, existencial, material, política y ambiental.

La guerra, la persecución, el sometimiento terrorista del autodenominado Estado Islámico (Daesh en árabe), los saqueos de los recursos naturales y energéticos, la destrucción de hospitales y escuelas, así como la intervención extranjera (EE.UU. y sus aliados) sacuden la vida de los sirios para entrañarlos en las agallas del infierno. Pocos sobreviven y quienes logran huir del país ninguno es recibido dignamente en las naciones europeas.

Siria se desangra hoy en un conflicto armado que ha cobrado la vida de más de 450.000 personas, de acuerdo con cifras de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Unos 11 millones de sirios ahora son refugiados o han sido desplazados. Miles de ellos son blanco de xenofobia, represiones, abusos y muerte en Europa. Muchos de ellos han perdido en un instante los logros de toda una vida, a sus familias, sus sueños.

Al menos 652 niños fueron asesinados en 2016, 255 de ellos cerca de una escuela. Otros 850 fueron reclutados para luchar en el conflicto. 

Esto, sin mencionar los otros tantos refugiados que se ahogan en el intento por atravesar el mar Mediterráneo, la ruta más peligrosa.

El Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef, por su sigla en inglés) presentó a finales de febrero un informe que detalla los abusos, detenciones, explotación y violencia sexual que enfrentan los niños y las mujeres al transitar la ruta migratoria del Mediterráneo central. 

Tres cuartas partes de los niños entrevistados revelaron que sufrieron hostigamiento o violencia por parte de adultos. Casi la mitad de las mujeres y menores denunciaron abusos sexuales durante la travesía.


Siria antes de la guerra: paraíso cultural y arquitectónico

Alguna vez Siria vivió resaltó por su belleza cultural, arquitectónica y una rutina pacífica.

El dato: El minarete de la Gran Mezquita de Alepo, declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO, se derrumbó en abril de 2013 durante los enfrentamientos entre rebeldes y las tropas gubernamentales.

Siria era unos de los pocos países del Medio Oriente que no tenía conflictos internos, pero sí una geopolítica y riquezas que despertaron el interés de potencias dominantes, encargadas de encaminar una serie de conflictos por medio de una cortina de humo denominada "Primavera Árabe", que desató la actual guerra civil.

Una unión peligrosa entre sectores opositores al Gobierno y mercenarios que instalaron un califato de horror condujo a la Siria actual, llena de devastación y muerte.

Todo esto hace casi imposible recordar que hace más de cuatro años, Siria era un lugar próspero, donde las religiones (cristianos y musulmanes) convivían y se respetaban. Incluso, las mujeres tenían los mismos derechos de educación y tránsito durante la administración de Háfez Al-Assad, padre del actual presidente, Bashar Al-Assad, beneficio que a este no le han dejado continuar los incesantes ataques de la oposición, terroristas y la coalición internacional.

Rusia es el primer país que ha combatido con eficacia los asentamientos del Daesh, logrando importantes bajas en solo meses de combate planificado y dirigido con las fuerzas gubernamentales. No obstante, la reconstrucción de Siria para volver al paraíso cultural que era antes, sigue lejos de suceder. Prometerlo sería una falacia.

En aquellas tierras de Siria, la cultura Occidental era respetada y compartida. Un ejemplo lo constituían las damas que no eran obligadas a usar velos. El Daesh creó todo un régimen religioso islámico distorsionado que lleva a la muerte mediante terribles métodos de tortura.

Ahogamientos masivos, caídas al vacío con los ojos vendados, violaciones, decapitaciones, explosiones suicidas, secuestro de niños son solo algunas de las prácticas terroristas que hacen preferir a los sirios lanzarse al Mediterráneo, que quedarse en su lugar de origen.

El dato: ¿Sabías que Siria era el único país del mundo que admitió refugiados iraquíes sin ninguna discriminación social, política ni religiosa? Actualmente, miles de sus ciudadanos que salen de sus tierras son repudiados e ignorados por Europa.

Siria después de la guerra: soledad, enfrentamientos y dolor

Las ciudades antes admiradas por su patrimonio cultural ahora permanecen irreconocibles por su profunda devastación.

El conflicto sirio elevó el número de desplazados en el ámbito mundial a su máximo nivel y en los últimos 19 años dejó 40 por ciento de la población en situación de crisis.

La salud pública y ambiental no quedan fuera del desastre. Se han utilizado armas químicas en repetidas ocasiones, han ocurrido violaciones a los derechos humanos por parte de grupos terroristas, así como crímenes de guerra e infinitos daños patrimoniales históricos.

Las tropas del Gobierno sirio se enfrentan a organizaciones mercenarias como el EI y el Frente Al-Nusra, que se apoderaron de manera ilegal de fuentes millonarias de petróleo y gas, sin contar que cuentan con el financiamiento, tecnología y equipamiento de naciones occidentales y sus aliadas (EE.UU., Turquía, Arabia Saudita).

A juicio de analistas internacionales, Estados Unidos y sus aliados occidentales, incluida Francia, solo empeoran la crisis en la nación árabe, mediante ataques no coordinados que cobran la vida de inocentes y buscar derrocar un Gobierno legítimo.

Los niños, la población más afectada 

Abusos, violaciones y crímenes contra los niños en Siria alcanzaron un nivel récord en 2016, tal y como advirtió el Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef, por su sigla en inglés) 

Los niños son usados como soldados en el frente de guerra y cada vez más como ejecutores de ataques suicidas y guardias de prisiones. 

"El nivel de sufrimiento es sin precedentes. Millones de niños y niñas en Siria están bajo ataque a diario y sus vidas están de cabeza. Todos y cada uno de estos infantes quedan marcados de por vida con terribles consecuencias para su salud, su bienestar y su futuro", aseguró Geert Cappelaere, director regional de Unucef para el Medio Oriente y el Norte de África. 


Los pequeños no solo mueren por las balas y las bombas, sino por enfermedades que podrían ser prevenidas fácilmente. El acceso a atención médica y servicios básicos es escaso para los 280.000 niños que viven en zonas sitiadas. 

Después de seis años de guerra, seis millones de infantes dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir y 2,3 millones se han refugiado en países como Turquía, Líbano, Jordania, Egipto o Iraq.

Refugiados sirios en cifras

- El 73,1 por ciento de los refugiados sirios son mujeres y niños. 

- El 14,8 por ciento son menores de 5 años. 

- El 47,6 por ciento aún no ha cumplido los 18 años. 

- Solo el 10 por ciento de quienes han cruzado la frontera están en campos de refugiados. 

-El 90 por ciento restante vive en zonas urbanas o rurales en los países de destino.