Miradas a la Wifi

Proponemos tres miradas a la connotación de las nuevas tecnologías y el Internet en la vida de los cubanos.

Hasta el momento solo en la provincia de Las Tunas existen 19 zonas wifi, sin contar otros servicios de conectividad análoga disponibles en tres hoteles del territorio: el Brisas Covarrubias, Cadillac y Tunas.

Otras instituciones como la Universidad Médica contrataron el establecimiento de una zona wifi con el propósito de darles a sus estudiantes una vía de acceso adicional además de la propia red de la institución.

La calidad del servicio de acceso inalámbrico a la red de redes sigue siendo una de las fuentes de cuestionamientos de que es objeto el proveedor de dicho servicio en el país: la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A (Etecsa). Cada rebaja en las tarifas ha puesto a prueba su capacidad de asumir el crecimiento del tráfico aunque sus técnicos insisten en que la red está dimensionada para asumir el tráfico según los niveles internacionalmente aceptados.

Los expertos de Etecsa expresan que cualquier terminal, entiéndase teléfono inteligente, computadora portátil o tablet con la interfaz de acceso a wifi es capaz de conectarse a la red en Cuba, pues se trata de una tecnología que funciona bajo los estándares internacionales.

Insisten en que el principal obstáculo para tener una red más ágil son los software a través de los cuales individuos venden, sin tener licencia para hacerlo, sus propias conexiones e incluso otras que han robado. Cuando alguien ofrece un servicio aparentemente barato a las personas, en la práctica esta dividiendo los mil 24 bits por segundo asignados a cada cuenta de acceso Nauta entre muchas partes, de modo que pagando menos el usuario final nunca accede a una conexión de calidad.

Si bien la mayoría de los terminales disponibles hoy se conectan a una frecuencia de 2,4 gigahertz lo cual garantiza un acceso de buenas condiciones a la red, poco a poco han ido apareciendo los que se conectan a cinco gigahertz cuya calidad en enlace, aseguran los expertos, es mucho mayor.

Tanto las fuentes de Etecsa como otras sugerencias escuchadas sugieren no conectarse mediante terceros. Parece más barato, pero a costa de un mal servicio y de hacer rico a alguien. También es aconsejable preocuparse por la seguridad de la cuenta Nauta, no compartiendo la contraseña con desconocidos por muy serviciales que parezcan, pues podríamos terminar siendo las próximas víctimas de los demasiado comunes robos de esos datos y en consecuencia del saldo disponible. Estas serían las opciones más inteligentes de los usuarios para sortear el panorama hasta aquí descrito.

La reciente aprobación por el Consejo de Ministros de la política de informatización para el país, reiteró la determinación de nuestro Estado de facilitar el acceso de la población cubana a las nuevas tecnologías de la información y proseguir modernizando la infraestructura tecnológica doméstica. Esa noticia completa el reto específico asumido por la empresa de ir extendiendo las zonas wifi con la calidad que la población exige en medio sus limitaciones de infraestructura, así como otros requerimientos como la seguridad del equipamiento que le han impedido avanzar más rápido.

Proponemos tres miradas a la connotación de estas tecnología en la vida cotidiana de los cubanos....

Mundo Wifi

Por José A. Fernández

"Voy a comenzar la conexión", dijo él y se sentó frente a la laptop esperando algo. En mi ingenuidad, me extrañó aquel anuncio, teniendo en cuenta que yo llevaba media hora conectado a la Wi-Fi y antes de hacerlo no me había puesto de pie para vocearlo a todos los presentes. Luego caí en cuenta. Alguien se le acercó le dio un CUC y el celular y él se lo devolvió luego de configurarlo.

Un vecino me explicó que en cada punto de la ciudad hay personas que han convertido su cuenta Nauta en una inversión y la comparten con otros que no pueden mantener una propia. El negocio es bastante asequible, aparentemente, por un CUC tres horas de conexión, a veces libre, otras solo para usar el IMO o el Facebook. A algunos les parecerá una alternativa pero pienso que la calidad de la conexión no es la misma y siempre existe el riesgo de que alguien pirateé las cuentas de las redes sociales o el correo electrónico o sencillamente invada la privacidad ajena.

También me cuentan que por un tiempo aparecía una página falsa de Nauta, o una conexión pirata también llamada Wifi_Etecsa, mediante las que hackers robaban las cuentas de usuarios de los ilusos. La gente lo comenta pero me parece una leyenda urbana.

Los cubanos llegamos con retraso al universo 2.0 y nuestra interacción con él ha pasado por el deslumbramiento y luego por un uso básico y muy utilitario de las enormes potencialidades de este mundo. Por ello no es raro encontrar historias de estafas como las que les cuento o percibir que el 90 por ciento de las veces quienes se conectan a Internet lo hacen para suplir la llamada telefónica, más cara y sin el agradable momento de ver el rostro del ser querido.

Existen sitios web que se encargan de seguir y diagnosticar el tráfico en Internet de determinado país. En el caso de Cuba, por ejemplo predomina la descarga de la aplicación IMO, el acceso a Facebook, a You Tube y a páginas deportivas como Marca, As y Fichajes.com.

Tiene que ver en ello el alto costo del servicio (teniendo en cuenta el salario promedio de la población), que en su mayoría es asumido por quienes viven fuera del país para mantener la comunicación con sus familiares. Pero también influye el desconocimiento de otros servicios y aplicaciones que existen en la red de redes y la falta de propuestas nacionales llamativas y viables.

La Wi-Fi y entiéndase con ella también el Internet, se mueven aún en el campo del entretenimiento y la comunicación. No hay que ser un sociólogo para percatarse que han cambiado las costumbres, principalmente de los jóvenes. Ahora gran cantidad de personas circunscribe sus salidas sociales a sentarse en un parque y conectarse. Se ha convertido incluso en una actividad familiar en la que no faltan ni las mascotas.

Aquí también influye el hecho de que muchos de los servicios que se ofertan en la red de redes están restringidos para Cuba a causa del bloqueo y para sortearlos es necesario un conocimiento más avanzado de Informática, aunque no crea que es necesario ir a la Universidad para adquirirlos.

Así caigo en otra arista del tema: el conocimiento. Si bien es cierto que los Joven Club de Computación, las universidades y demás instituciones educativas ofrecen cursos de capacitación, estos resultan insuficientes y en su mayoría no rebasan los temas básicos, además de que muchas veces se realizan off line, o sea sin que los estudiantes puedan conectarse para desarrollar los ejercicios.

En la actualidad no basta con saber leer, escribir, sacar cuentas o incluso hablar otro idioma. Los especialistas se refieren a ello como analfabetismo funcional y tiene que ver con la falta de habilidades y competencias, fundamentalmente relacionadas con las nuevas tecnologías, para utilizarlas creativamente.

Crear una página web, “hostearla”, convertirla en un medio para promocionar un negocio, un proyecto comunitario u ofrecer servicios; desarrollar una aplicación para celular y distribuirla, aún es un mundo inexplorado y casi desconocido para la mayoría, cuando en la actualidad se han puesto en funcionamiento softwares que convierten el acto de programación en un ejercicio asequible a todos.

En no pocos casos quienes se interesan por este tema caen en un mercado dominado por precios exorbitantes y en el que es posible encontrar a pillos que se aprovechan de la ingenuidad y el desconocimiento.

El universo digital cubano está matizado además por cierto miedo a la tecnología. Una suerte de fuerza invisible que ve el peligro en cualquier lugar y se niega, por ejemplo, a automatizar servicios y procesos que harían más llevadera las gestiones de la población o colocar en la red información pública que debe estar en el conocimiento colectivo. Se olvida que el peligro no es la tecnología en sí, sino los objetivos con los que se emplea.

Avanzar hacia la Sociedad de la Información es una necesidad para alcanzar el desarrollo sostenible y próspero del país, ello implica mucho más que incrementar el número de puntos de acceso a la Wi-Fi o abrir nuevos y perfeccionar servicios de transmisión de datos o conectividad ya existentes; significa crear los mecanismos sociales y dotar de conocimientos para hacer un uso creativo, que no pasivo, de estas tecnologías.

El amor en los tiempos de Wifi

Por Yuset Puig

A metros de distancia puede olerse la historia... Ani se sube a un muro. Coloca audífonos en sus oídos y espera hasta que por fin hay una imagen del otro lado del teléfono. El muchacho sin camisa le regala un beso a punta de dedos. Ella saluda también...

La muchedumbre "conectada" apenas lo advierte, pero Ani tiembla, porque aún a miles de kilómetros de distancia, el joven que le sonríe, virtualmente, es la persona más cercana en su vida. Por eso se hace tan extensa la pausa detrás del "hola, como estás mi amor".

Hace cinco años ella conoció a Máikel. Fueron amigos primero y se enamoraron después. Ani aún se queja porque no fue amor a primera vista, pero el cariño se volvió necesidad, crearon puentes, y en un abrir y cerrar de ojos estaban como hechizados por un raro sentimiento en el que ya no podía habitar uno sin el otro.

Justo después de la boda la posibilidad de que su esposo se fuera de misión a Venezuela se volvió real. Sin el tiempo suficiente de convivencia, todavía con las gavetas a medio llenar, ella se encontró el santo día pendiente a los mensajes de texto, haciendo maromas para descifrar la magia indescifrable del correo nauta, parada sobre un muro para lograr una llamada por imo.

Confiesa que es muy difícil mantener una relación a distancia. "La rutina cambia, las comunicaciones tampoco ayudan. Recuerdo que la primera vez que tuve una discusión con Máikel se me acabó el saldo y lo dejé hablando solo. Cuando pude recargar el teléfono las cosas habían subido de tono y él estaba realmente molesto.

"La mayoría del tiempo estoy entre melancólica, triste, incluso deprimida. Y todas esas sensaciones me toca disimularlas a la hora de escribir un mensaje. Cuando me conecto intento siempre parecer despreocupada, porque mi esposo, de por sí siempre está estresado, si también yo me quejo entonces no aprovechamos el poco tiempo que tenemos para conversar.

"La primera vez que vi el video de la canción Androides, del Chacal, te juro que lloré, porque es exactamente eso lo que estoy viviendo. Virtualmente todo es más frío, más incierto, más extraño, mi Máikel a veces me parece tan lejano, aunque pueda verlo del otro lado. La cercanía y las distancia se confunden.

"El tema de los celos, de ambas partes tampoco ayuda. Y el caso es que no conozco ahora las rutinas de mi esposo. Se escuchan tantas historias. A veces cuando no me responde al momento, mi cabeza vuela. Y es que imagínate nadie quiere quedar "cornudo y apaleado".

"Hay días más difíciles que otros. La verdad hay algunos insoportables. Pero los miles de kilómetros se esfuman cuando una está escuchando una canción, mirando una película y de repente suena el teléfono, y del otro lado tu pareja te dice estoy escuchando a Mayco de Alma y te extraño... Y una está haciendo exactamente lo mismo. Seguimos conectados a pesar de todo. Esos momentos destrozan cualquier tipo de obstáculo.

"He madurado en estos meses, a la fuerza claro. Aprendí que no puedo ponerme brava por nimiedades, y cuando las discusiones son inevitables hay que terminarlas ahí, perdonarse, dejar a un lado los resentimientos e irse a dormir en paz. Porque en la distancia no hay besos, ni abrazos en la noche para hacer las paces. Se aprende también a ser más compañera, más amiga".

Este 14 de febrero será el primero que celebre Ani desde una zona wifi, debajo de alguna sombrilla, tal vez exaltada porque a algunos les resulta fácil mientras la imagen en su teléfono se congela cada cuatro palabras.

Se arreglará el pelo e intentará lucir hermosa para compartir solo 120 minutos con Máikel. Un tiempo minúsculo, pero los sentimientos no son palabras, no son horas, a veces ni siquiera tienen rostros... Cuando el amor es realmente fuerte, bastan segundos para tener la certeza, de que no importan la distancia.

Educación en tiempos de Wifi

Por Esther de la Cruz

Limitado e incipiente está el engranaje que en Cuba divulga y marca el trabajo desde los software y todo el desarrollo que trae de la mano el acelerado crecimiento de las tecnologías en la modernidad.

Y no es el objetivo de este tiempo de radio detenerse a indagar en beneficios y lastres de su implementación social, en el riesgo de estar mucho tiempo frente a la computadora y en la necesidad de no perderle el sabor a la pelota en el parque y la bici en cualquier esquina, a cualquier edad de la vida.

El dilema que propongo es más cercano en el cada día y tiene que ver con los muchos software educativos, dispersos por las escuelas cubanas, apostando por insertarse y lejos, tristemente lejos, de los pioneros en no pocos escenarios, a pesar de estar sólidamente empapelados en los planes de estudio.

Resulta que en diálogos informales con los muchachos de escuelas distintas y también diversos niveles y tipos de enseñanzas, conocimos que algunos se pasan semanas dando computación lejos de los laboratorios, no llegan a conocer todos los software de que disponen las escuelas y tienen maestros que tampoco han trabajado directamente con ellos por razones diversas.

Los profesores también dijeron que a veces llegar a encontrar tiempo para estudiarlos y consultarlos a fondo es un desafío y en las escuela constatamos que algunos ya no se pueden consultar como debiera ser porque o no quieren abrir, o la máquina en la que están copiados tiene algún virus o mil cosas más.

Sofware educativo, otra manera de enseñar, especialmente vigente en tiempos de visualidades intensas, multimedia y conexión Wifi. Hacerlos parte de la enseñanza con tino y respeto, clave de un éxito que involucra al futuro de la educación y que en la provincia de Las Tunas: ¡alerta! no va todo lo bien que debiera.

créditos

Textos: István Ojeda, José A. Fernández, Yuset Puig, esther de la Cruz

Fotografía: Rey López, Yaciel Peña

Ifografía: István Ojeda

Video: Canal Azul

Edición: José A. Fernández