La venganza de las bacterias

La resistencia a los antimicrobianos es en la actualidad uno de los más grandes problemas de salud.

A una escala que nuestros ojos no pueden percibir, desde hace miles de millones de años, se desarrolla la más sangrienta e intensa guerra de la naturaleza. Desde el propio surgimiento de la vida, determinadas bacterias se definieron como buenas y otras en el bando contrario se lanzaron en una interminable carrera armamentista que ha sido el combustible de las fuerzas y leyes de la evolución.

Uno de los escenarios de esa guerra ha sido el organismo humano, y durante un buen tiempo hubo un balance en el campo de batalla. Sin embargo, todo cambió en la segunda mitad del siglo XX. La desorganización del laboratorio del médico Alexander Fleming fue el suceso inicial que precipitó una serie de descubrimientos que provocarían la introducción de los antibióticos en el tratamiento de las enfermedades y hubo un quiebre en el campo de batalla.

El resultado fue la elevación de todos los estándares de vida y la desaparición de enfermedades como la tuberculosis. El éxito de aquel hallazgo significó también el principio del fin, porque los gérmenes se retiraron lamiéndose sus heridas a hacer lo que mejor han hecho desde que surgieron... evolucionar.
Y nosotros se la hemos puesto mucho más fácil con un consumo poco responsable de este tipo de medicamento.

¿UN MUNDO SIN ANTIBIÓTICOS?

Antes de la penicilina (el primer antibiótico), un absceso en la garganta podía conducir a la muerte segura, hoy, gracias a los antibióticos se han erradicado epidemias como la lepra y la tuberculosis, pero esos días están contados. Margaret Chan, directora de la Organización Mundial de Salud ha intentado concienciar sobre este fenómeno que amenaza de manera silenciosa. "La era post-antibióticos implica acabar con la medicina moderna tal y como la conocemos. Cosas tan comunes como una infección de garganta o el rasguño de la rodilla de un niño podrían volver a matar".

¿LA CURA QUE MATA?

A nivel internacional se han definido múltiples causas para la actual situación de la resistencia antimicrobiana. La primera de ellas tiene que ver con la capacidad natural de las bacterias de adaptarse a un medio que le resulta hostil; sin embargo, este fenómeno se ha hecho mucho más rápido y peligroso por el uso inadecuado de los medicamentos y la lentitud en la fabricación de nuevas alternativas.
El doctor Darwin nos confiesa con preocupación que hay determinados pacientes que llegan a una consulta y tienen en sus manos medicamentos que son de dentro de un hospital o llegan al país de otras naciones y ello provoca que aparezca la resistencia en las comunidades.
Por su parte el especialista Runiel señala que en ocasiones se administran las dosis insuficientes o se interrumpen los tratamientos prescritos.
"Los médicos debemos recetar antibióticos solo cuando estamos seguros de que son necesarios y serán efectivos contra un germen en particular. Alrededor de un 40 por ciento de los cuadros respiratorios son virales y no bacterianos; sin embargo de forma habitual se indican antimicrobianos".
Por su parte el doctor Almaguer Estévez puntualiza que los antibióticos no actúan contra los virus, es más, lejos de ayudar pueden causar daño porque alteran la flora normal, es decir al conjunto de microorganismos que viven en el cuerpo de manera habitual, lo que algunas veces deja la puerta abierta para el desarrollo de procesos infecciosos oportunistas graves.

Otro factor que condiciona la resistencia es la administración sistemática de antibióticos a animales, los cuales pueden generar bacterias resistentes, que a través del aire, el agua, la tierra y la carne entran en contacto con los seres humanos. De ahí la importancia de afrontar este lado del asunto.
A ello se añade otra realidad: en las últimas décadas la fabricación de antibióticos por la industria farmacéutica no ha sido alentadora; solo un cinco por ciento de las producciones corresponde al grupo de los antibióticos. Mientras los avances científicos permanecen rezagados, los patógenos siguen adaptándose y evolucionando para hacerse más resistentes a los fármacos.

BESTIAS MICROSCÓPICAS

El doctor Manuel Miguel Almaguer Estévez, especialista en Primer grado en Microbiología y Parasitología médica explica que la provincia forma parte de un proyecto nacional denominado DINUSI por sus siglas significa "Disminución de las infecciones nosocomial en unidad de cuidados intensivos". Se conoce que un 15 por ciento de los pacientes que entran en terapia intensiva sin infección desarrollan alguna relacionada con los cuidados sanitarios.

Para el doctor Runiel la implementación de políticas de uso racional de antibióticos exige un compromiso de especialistas, instituciones y de autoridades sanitarias.

"Se han impartido conferencias –continúa- para extender el conocimiento a todo el personal en el hospital y funciona un comité fármaco-terapéutico que discute los antimicrobianos a aplicar en los pacientes atendidos en el centro".

El especialista recomienda: "Algo tan sencillo como es el lavado de manos en el momento de hacer procederes invasivos y no invasivos reduce la infección relacionada con los cuidados sanitarios. Al mismo tiempo, hay que mantener la autoridad médica y no recetar medicamentos para complacer a las personas."

Para el doctor Darwin otra vía puede ser asegurarse de apuntar bien antes de disparar con antibióticos. "Es necesario insistir en el estudio de los pacientes algo que no se hace con la frecuencia que nos gustaría. Hay que rescatar los trabajos microbiológicos, hacer estudios y ver cuál medicamento es sensible con respecto a la enfermedad".

En este sentido señala como una experiencia positiva lo que en el hospital se denomina la "reunión del grave", una iniciativa del Comité Farmacoterapéutico, la cual tiene el propósito de que cada especialista vaya para su sala con la mejor opción de tratamiento.
Por su parte en la red de farmacias la estrategia pasa por ser consecuentes con los protocolos establecidos por el programa nacional de medicamentos entre cuyos acápites aparece la exigencia del método junto con las recetas que se prescriban.

La resistencia antimicrobiana es la mayor epidemia del siglo XXI. La ciencia médica tiene el reto de encontrar nuevas soluciones y está sobre la pista con investigaciones en el ámbito de antibióticos naturales a partir de plantas, aunque la destrucción de la biodiversidad y el encarecimiento de los recursos conspiran contra ello.
En el camino, urge que los médicos asuman las medidas necesarias para promover un consumo responsable de medicamentos. Tomar conciencia en relación con la importancia de mantenernos sanos y aprender a fortalecer de forma natural nuestro sistema inmunitario, son nuestras mejores armas para enfrentarnos contra nuestros microscópicos enemigos.