#MiPrimeraVez 
inolvidable

En la edición de aniversario Mi primera vez desafiamos a destacadas personalidades de todos los ámbitos -que hasta al perro invitamos ¡en serio! El resultado fue el divertimiento.

Personalidades recuerdan la primera vez que enfrentaron su oficio, preferiblemente de manera no profesional (primera actuación en el colegio, chef preparación primera receta en casa, etc.). Anécdotas y cómo tal estreno marcó su trayectoria.

La Edición Aniversaria de Dominical Mi primera vez contará con un amplio material adicional desplegado en la web www.revistadominical.com.ve, a partir de videos de detrás de cámaras de las sesiones fotográficas, así como la participación de los usuarios de las redes sociales, quienes, mediante el hashtag #MiPrimeraVez, toman parte de una fiesta que será tanto impresa como digital.

Con una carrera en el mundo del espectáculo que casi alcanza las tres décadas, para las nuevas generaciones Viviana Gibelli siempre ha sido animadora. Pero lo cierto es que, aunque agradecida por las oportunidades, Viviana vivió su noviciado bajo presión.

Con solo 20 años y tras franquear la experiencia del Miss Venezuela, Venevisión la eligió como la cuarta conductora del programa matutino Cómplices. Luego de una campaña de intriga que se extendió por varias semanas, reinaba la expectativa entre el público. La noticia se reveló el 12 de octubre de 1987. Era día feriado, la mayoría de los venezolanos estaba en casa, lo que impulsó el rating. "Pero también era mayor el compromiso", narra la ex reina de belleza.

Los nervios la asaltaron la mañana de ese lunes. Cuando se encendió la bombilla roja que indicaba que estaba al aire, ya se encontraba dispuesta frente a las cámaras y con su micrófono de balita puesto. De pronto, como reacción nerviosa, generó una cantidad excesiva de saliva que no podía controlar. “Decía tres palabras y pasaba saliva. Intenté disimularlo durante todo el programa. No lo pasé muy bien que se diga y fue muy rudo, pero salí airosa”, comenta sobre aquella experiencia en la que compartió el estudio con las también nacientes en ese entonces Maite Delgado y Carmen María Montiel, junto a una joven pero ducha Eva Gutiérrez, y Edith Valerio como productora del espacio, todas ellas bajo la producción general de Joaquín Riviera.

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Su trayectoria como músico profesional partió en 1973, cuando ingresó al conservatorio José Luis Paz, en Maracaibo. Por aquel entonces, Huáscar Barradas, con solo 9 años, recibió su primera flauta. "Me pareció que brillaba como el mismo sol de Maracaibo", cuenta. Pasó todo ese fin de semana tratando de sacarle algún sonido. También fue la primera vez que hacer música con su flauta se convirtió en una pasión.

Huascar también recuerda la primera vez que tocó en un concierto importante. Tenía 17 años y cursaba su primer año en la universidad, en Estados Unidos, cuando, era el año 1981, ganó el concurso All Texas Junior College Competition. “Nos fuimos a Austin (Texas), a tocar en un teatro hermoso, grandísimo, repleto de gente. Yo era el solista principal e interpretaba el Concertino de Chaminade. Fue muy divertido. Hasta me levanté a la primera flautista de la banda”, recuerda.

Esa presentación fue tan exitosa que le pidieron repetir el concierto, pero respondió: “I am not in the mood (No sé si me siento con ánimo)”. Esa frase se pondría de moda después en el San Jacinto College, donde estudiaba en ese momento. Shelly Berg, actual director del departamento de música de la Universidad de Miami, su maestro por aquellos días, después de superar el ataque de risa que le provocó la reacción de Huascar, lo convenció para que tocara de nuevo. “Hice el segundo concierto con mi actitud de maracucho sobrado. Meses después me fui a New York y lo demás es historia”.

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Luis Perdomo es uno de los diseñadores venezolanos más cotizados, ese logro no lo hace olvidar sus orígenes y menos el camino labrado para conseguir el éxito. Al ver sus creaciones la pasión por la moda derrocha, pero ese estilo y autenticidad no fue algo que nació de la noche a la mañana, durante su formación se propuso alcanzar altos estándares y egresó del Brivil Instituto Superior de Diseño Egresado con honores, en la década de los ochenta.

Entre sus inicios hay un momento memorable que se ubica en el año 1997. Para ese entonces, Perdomo trabajaba en Venevisión como diseñador de vestuario de las telenovelas, y uno de sus encargos fue idear el look de Gabriela Spanic para su personaje Amaranta en el dramático "Todo por tu amor". Tan satisfecha quedó la actriz con la labor del diseñador que no dudó en encargarle la confección de su traje de boda. Esta prenda se convirtió en el primer traje que Luis diseñaba para una celebridad de ese calibre.

El vestido causó sensación y cuando Daniel Sarcos, en plena transmisión de la ceremonia por Sábado Sensacional, le preguntó a Spanic quién la había vestido, Perdomo recuerda “ella respondió: un diseñador nuevo que no es conocido pero muy talentoso, se llama Luis Perdomo. Para mí fue muy especial ese detalle”.

Cinco años después de aquel episodio, el diseñador lanzó su primera colección denominada "Estilo Perdomo 2002", una propuesta sugerente, fresca y moderna con tendencia a los vestidos de noche, pero que incluyó faldas, blusas y pantalones. “El rasgo creativo más característico fue la calidad de las telas por sus texturas y estampados que permitieron resaltar la feminidad al natural”, asegura Luis.

En pasarelas

Esa época fue de abundancia, su nombre ya sonaba en el medio artístico porque sus diseños habían abrazado la silueta de personalidades como Maite Delgado, Viviana Gibelli y Daniela Kosan. Sin embargo, quedaba una materia pendiente: lucir las prendas en pasarela, por eso cuando lo invitaron a la “Semana de la moda de Caracas 2003”, no dudó ni un segundo en participar, pues además era su oportunidad para codearse con otros diseñadores consagrados del país.

La velada resultó avasallante, celebridades como Eva Ekvall, Federica Guzman, Goy Azua; Claudia La Gatta, Patricia Fuenmayor, Karelys Ollarves, Verónica Ledezma, Jaqueline Aguilera, Claudia Moreno, María Fernanda León y María José Vilaseco, desfilaron al estilo Perdomo.

A pesar de su talento, fue en 2006 que Perdomo mostró sus creaciones fuera de Venezuela. La espera valió la pena porque sus diseños se pasearon por la pasarela del "Miami fashion week of Americas". Ahí tuvo la oportunidad de compartir con muchos diseñadores de todas partes del mundo, y además se robó el show porque reconocieron su colección con el premio "Excelencia en alta costura”.

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Antes de ser diseñador, estudió los primeros semestres de Medicina, Ingeniería, Odontología, Arquitectura y Economía para complacer a su padre, un militar de la marina. Ninguna de estas carreras le apasionaba, y decidió probar suerte con el diseño de modas, en su natal Maracaibo, a espaldas de su progenitor, quien creía que estudiaba computación hasta que lo vio en un artículo de prensa sobre las promesas del diseño en Zulia.

El rechazo de su padre a esa profesión le sirvió de empuje para prometerse la excelencia y, antes de entregar la tesis, ya era el diseñador del Ballet de Venevisión. Pero le quedaba una materia pendiente: la alta costura. "Quería demostrar que no hacía solo ropa para espectáculos", afirma Espina.

El canal de La Colina le sirvió para probar sus dotes en el Miss Venezuela. De sus inicios en el certamen destaca un vestido que fue la primera creación en brindarle reconocimiento. “Desde entonces gané el respeto en el Miss Venezuela, todos se preguntaban cuál sería mi próximo diseño”, apunta. Y ¿cómo no? Si es un traje de 14 kilos conformado por cristales.

La prenda hizo su debut en el concurso de belleza de 1996, lo usó Milena Romero, quien representaba al estado Anzoátegui y resultó cuarta finalista. Además, el vestido estuvo en Miss Hispanidad, le facilitó la corona del Reinado Internacional del Café a Dayra Lambis, y ha estado en el cuerpo de famosas como Gaby Spanic e Irene Esser. Osmel Sousa lo ha pedido para la Quinta Miss Venezuela y Espina ha recibido ofertas de compra, pero asegura que su valor es sentimental. “Quiero llegar a viejito y tener el vestido a mi lado”.

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Tenía 15 años cuando llegó a su vida la oportunidad de convertirse en actriz. La academia en la que se formaba como bailarina y modelo en aquel entonces figuraba en la base de datos de Venevisión. Por eso, en 2006, se les informó a los alumnos de la institución sobre un gran casting que realizaría el mencionado canal. Sin dudarlo, Rosmeri Marval asistió. "Llegué muy temprano. Obtuve el número 157 de un total de 5 000 participantes. Nos evaluaron en canto, actuación y animación", recuerda la hoy protagonista de Entre tu amor y mi amor, el nuevo dramático estelar del canal de La Colina.

Tras esa primera gran clasificación, las evaluaciones de talento actoral continuaron durante 3 meses. “Vivía en Los Teques en esos días. Era un trajín. Salía de clases y corría al canal”, rememora. Una vez simplificado el grupo a 40 talentos, fue revelado el motivo exacto de las numerosas pruebas: una serie juvenil, en la que Rosmeri interpretaría a Rosmery “Ros” Rivas. “Viví la tensión de las pruebas, la angustia de la espera y luego la felicidad de ir superando el proceso de selección, así que no lo podía creer. Mucho tiempo después de haber empezado a grabar la serie fue que asimilé que me había convertido en actriz”.

Tras dos meses de preparación, se le comunicó a al elenco que la serie se llamaría Somos tú y yo. “El rol de Romery siempre será especial para mí. Fueron días de sudor, lágrimas y risas… el mejor inicio que se puede tener”.

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A mediados de los 90 la clientela conformada por fisicoculturistas le llovía al fornido entrenador ¿La razón? los musculosos que instruía resultaban ganadores en las competencias. Por esa época preparó al actor Franklin Virgüez, sin sospechar que más tarde estaría cerca de otros famosos.

Pasaron varios años y su experiencia esculpiendo cuerpos llegó a oídos del asesor de imagen del Míster Venezuela, para ese entonces Carlos Julio Ohep, quien le propuso a Osmel Sousa que dejara en manos de Linares a dos concursantes. A un mes del concurso, el preparador físico hizo la hazaña: los chicos definieron su figura y quedaron en los primeros lugares del certamen. Este resultado le abrió las puertas para ingresar a la Organización Miss Venezuela.

Luego vendrían las reinas. La primera Miss Venezuela que entrenó fue la recordada Eva Ekvall. Su compromiso era llevarla con ocho kilos menos al Miss Universo. Lo logró y la chica quedó de tercera finalista, triunfo que terminó de confirmar sus habilidades para ejercitar a las bellezas.

Su trabajo continuaría con Cynthia Lander, la primera participante que preparó antes del Miss Venezuela y posteriormente para competir por la corona del Miss Universo. "Era mi hija, todavía me pide la bendición y me dice papá. Aunque a mi esposa no le gustan mucho las mises, a Cynthia la ama a muerte", afirma el entrenador.

Después de 17 años con las reinas de belleza, Richard Linares es un verídico escultor de siluetas. “He consolidado una firma en sus cuerpos: lucen piernas muy trabajadas, buen abdomen y glúteos perfectos”, acota el experto en fitness.

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