LA SENDA VERDE: CUANDO EL AMOR Y COMPROMISO SUPERA LAS CARENCIAS Y LIMITACIONES

Pese a no contar con apoyo gubernamental, este refugio da su desinteresado apoyo la vida silvestre de Bolivia.  


Es necesario llegar hasta La Senda Verde para evidenciar que se trata de un espacio que ha sabido superar muchos obstáculos y problemas para hacerle honor a su título: santuario de fauna silvestre.

La Senda Verde, ubicado en el municipio de Coroico, provincia Nor Yungas del departamento de La Paz, es una organización sin fines de lucro que administra un refugio permanente que a la fecha alberga a 750 animales silvestres de distintas especies.

Todos los refugiados ya sea víctimas del tráfico, cautiverio ilegal y abusos de los seres humanos, tienen una segunda oportunidad de vida en este lugar. La Senda Verde se ha convertido, así como otros refugios de fauna silvestre en el país, en un espacio que se hace cargo de un patrimonio que debería ser prioridad para el Estado.

Es contradictorio que una organización que ayuda a los animales como La Senda verde no cuente con apoyo estatal, no obstante la norma le obliga a recibir fauna silvestre, sin tomar en cuenta que sus espacios están quedando reducidos y su economía no siempre alcanza.

UN TRABAJO SILENCIOSO

Una capiguara o capibara (Hydrochoerus Hydrochaeris) en La Senda Verde.   Video: ANF


La labor de La Senda Verde comenzó en 2004, aunque se fundó un año antes con la idea de ser un proyecto ecoturístico, bajo el impulso de los esposos Marcelo Levy y Vicky Ossio. En 2010 se convirtió oficialmente en un refugio permanente de animales silvestres.

Tras más de 15 años de arduo trabajo, las necesidades de este refugio han ido en aumento porque los esfuerzos para cuidar, curar, rehabilitar y alimentar a sus protegidos han sido cada vez más exigentes. En entrevista con ANF Vicky Ossio dijo:

"Nosotros hacemos nuestro trabajo con todo cariño, convencidos de que estamos haciendo lo mejor para los animales silvestres. Imaginen lo que es alimentar a más de 700 y además evitar conflictos porque hay peleas entre las diferentes especies por el territorio en un espacio reducido".

Es difícil pensar que una organización que hace tanto por la fauna boliviana carezca de ayuda para desarrollar su trabajo, pero lamentablemente así es. La Senda Verde no cuenta con ayuda gubernamental y sus ingresos por concepto de visitas al refugio, así como los servicios de hospedaje y alimentación, ya no son suficientes.

Continuamente hacen campañas para conseguir recursos económicos y la gente siempre ha sabido responder al llamado de La Senda Verde. Ossio aseguró que en su mayoría solicitan ayuda en especie (alimentos y otros enseres) para evitar susceptibilidades con el manejo de lo recursos.

También existen fundaciones y organizaciones que le han extendido “una mano amiga” en ayuda económica que les permite seguir con su trabajo. De estas resalta la colaboración de la Fundación Kantutani.

TRABAJO VOLUNTARIO

Mientras uno ingresa al refugio puede observar un gran movimiento de personas. Son los voluntarios que con herramientas y otra serie de enseres ingresan a los espacios donde habitan los animales silvestres, algunos de los cuales prefieren pasar escondidos para no ver gente extraña.

Toda la labor en La Senda Verde es muy grande y no puede ser efectuada solo por Vicky y Marcelo, por ello se opta por el trabajo de al menos 12 voluntarios, entre extranjeros y nacionales, que colaboran para el bienestar de los animales.

El trabajo cotidiano es duro y requiere mucha dedicación. En las más de 14 hectáreas que ocupa La Senda Verde existen varias áreas destinadas a los animales que están clasificados por especies.

Debido al incremento de los animales que llegan a este refugio, el espacio ya no es suficiente, por eso se ha creado una serie de estrechas galerías por las que todos los visitantes de La Senda Verde deben pasar para observar a los animales.

Fue preferible reducir el espacio para los visitantes y así otorgarles mayor comodidad a los animales que pasean libres en sus áreas, explicó Jhoselín, guía del refugio.

Todo aquel que visita este santuario de vida silvestre no solo disfruta de la naturaleza, sino conoce a sus huéspedes y aprende sobre las consecuencias del tráfico ilegal de animales silvestres.

Un caso que causó consternación fue el de Ajayu, un oso andino que en enero del 2016 fue víctima de una violenta golpiza propinada por comunarios en una localidad de la provincia Tiraque de Cochabamba.

Luego de ser flagelado y sufrir a manos del hombre, ahora podemos decir que Ajayu se encuentra recuperado y con muchas ganas de vivir. Pese a su ceguera y a perder el sentido del olfato, este oso jukumari consiguió a una familia que lo ama, acoge y cuida en La Senda Verde.

Vale la pena rememorar este tema porque es otro ejemplo del grave daño que se les hace a los animales silvestres al sacarlos de su hábitat natural y tenerlos en cautiverio.

LAS SECUELAS IMBORRABLES  DEL TRÁFICO

Un marimono o mono araña (Ateles Chamek) en La Senda Verde.  Foto: ANF


Como Ajayu, hay miles de animales que son arrancados de sus hábitats y vendidos ilegalmente a terceros. Según Ossio, las secuelas son terribles y muchas veces no logran sobrevivir tras ser rescatados.

La responsable explicó que una vez que un animal silvestre llega a La Senda Verde pasa al área de cuarentena, donde el espécimen es analizado por al menos 40 días para determinar si sufre algún tipo de enfermedad o anomalía.

Luego comienza el trabajo de inserción de los animales a los aviarios junto a otros miembros de su misma especie. Ossio indicó que este trabajo no es sencillo, porque muchos de los animales, que han sido sacados de hogares particulares, han adquirido costumbres humanas o comportamientos ajenos a su especie.

"Entrar al aviario (jaula de grandes dimensiones) es otro proceso complejo porque dependerá de la edad y la especie del animal. La inserción de un animal a un grupo de su especie no es automática porque se tardará un tiempo para que se adecuen y sean aceptados por sus pares", agregó.

Pasando esta etapa resta mucho para que el animal rescatado asuma las ganas de vivir. Eso, según Ossio, se logra con cariño y paciencia, dos ingredientes fundamentales para recuperar a un animal refugiado.

LOS NUMEROS NO SABEN DE NECESIDADES

Una tortuga californiana (Trachemys Scripta Elegans), especie exótica que fue derivada a La Senda Verde.    Foto: ANF


No es necesario saber de contabilidad para entender que los gastos que se erogan para la mantención de este refugio son enormes, aunque claro, no son tan grandes como el nivel de compromiso que tienen sus responsables que han sabido administrar sus recursos de la mejor manera.

"A diferencia de los zoológicos no recibimos un apoyo económico y tenemos que ver la forma de financiar el día a día para poder alimentar a los 750 animales silvestres que habitan en La Senda Verde", dijo Ossio.

LOS COSTOS FRÍOS Y SIN ROSTRO

 

       EL HACINAMIENTO INVISIBLE Y LA INCOMPRENSIÓN DE LA POLICÍA

Un grupo de loros dentro de un aviario en La Senda Verde.  Foto: ANF

Otra preocupación principal para La Senda Verde es la falta de espacio. Ossio explicó que es un tema complicado porque existen instituciones, como la Policía Forestal y Preservación del Medio Ambiente (Pofoma) de La Paz, "que aún no han comprendido este problema".

Buena parte de los animales que llegan a este refugio provienen del decomiso que Pofoma hace de particulares, especies que, según Ossio, ocupan el espacio de otro animal que realmente necesitaría ayuda como es el que viene del tráfico ilegal.

Aquí surge la pregunta: ¿Es acaso la fauna silvestre que es incautada del tráfico ilegal es más importante que los animales que son decomisados de los hogares particulares? Desde la perspectiva de Ossio es así y es necesario explicarlo.

En principio todos estos son animales silvestres y su sufrimiento inicia cuando son arrancados de sus hábitats de forma violenta. Muchos no soportan el cautiverio y mueren antes de ser vendidos o domesticados.

Todos los animales silvestres rescatados o decomisados deben ser derivados a centros temporales y luego transferidos a refugios permanentes. La Senda Verde es uno de ellos y con el paso de los años ha ido restando espacio por la llegada de más especies. De ese modo, el hacinamiento es una preocupación constante para sus administradores.

Ante este problema, los responsables de La Senda Verde solicitaron una reunión con la Dirección General de Biodiversidad y Áreas Protegidas (DGBAP), del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, con la gobernación de La Paz y con Pofoma, a fin de explicar su situación.

Habíamos solicitado a Pofoma que no realice decomisos de animales de los domicilios. Yo siempre digo que se debería decomisar animales del tráfico y la gente solo debería denunciar maltrato. Decomisar de casas cuando no hay maltrato es hacerle un daño enorme al animal”, indicó Ossio.

Ossio relató que los animales que son decomisados de hogares particulares llegan a La Senda Verde con un estrés muy alto. Muchos de ellos no pasan el proceso de cuarentena porque literalmente “se dejan morir” al verse solos debido a que sus pares no los aceptan por estar casi humanizados.

Los animales llegan con una tristeza infinita, sin vida en los ojos, y sin ganas de vivir, se rinden. A veces cuando llegan en pareja se acompañan entre ellos, pero cuando superan la etapa de cuarentena y pasan el aviario (jaula grande), reciben agresiones de sus pares que se dan cuenta que son seres humanizados. Por eso, el daño que les hacemos con estos decomisos es tremendo”, agregó.

Además, la responsable explicó que cuando los animales decomisados de las casas llegan al refugio le quitan el espacio a otro espécimen que viene del tráfico ilegal, “especies que realmente necesitan ayuda porque no tiene un hogar y que están con menores posibilidades de sobrevivir porque no puede habituarse a otro ecosistema distinto de la noche a la mañana”.

"No se trata de hacer cumplir la ley a como dé lugar, creo que tenemos que tomar en cuenta los sentimientos y el estado emocional de los animales. Basados en eso y que tenemos muchos animales en La Senda Verde pedimos a las instituciones y a Pofoma una tregua", agregó.

¿CUÁNTO ESPACIO DEBE OCUPAR UN ANIMAL SILVESTRE DENTRO DE UN REFUGIO?


Según el Reglamento de Custodia Responsable de Fauna Silvestre, emitido por el Ministerio de Medio Ambiente y Agua, cada especie (aves, mamíferos, primates, peces, reptiles, entre otros) que permanece en un refugio debe contar con un espacio específico para su subsistencia en cautiverio.

“Las dimensiones de los recintos señalados fueron establecidos en función al tamaño promedio de cada especie (medidas morfométricas), biología, capacidades físicas y mentales naturales y a posibilidades mínimas de ambientación y enriquecimiento ambiental”, cita el anexo II del reglamento.

Además, el documento cita que “cualquier recinto que incumpla con las especificaciones citadas en el presente anexo, y que no esté proporcionando bienestar físico y psicológico a uno o más animales albergados, podrá ser sancionado por la AACN (Autoridad Ambiental Competente Nacional) y/o AACD (Autoridad Ambiental Competente Departamental), que exigirá la transferencia de los animales a recintos adecuados en el mismo centro o fuera de él”.

Para Ossio también existen lineamientos internacionales que deben ser respetados en cuanto al espacio que deben ocupar los animales silvestres en un refugio, pero que ante la necesidad de recibir más especímenes en La Senda verde cada vez es más difícil cumplir con esos requerimientos obligatorios.

¿PUEDE SER LA LIBERACIÓN DE FAUNA SILVESTRE UNA RESPUESTA AL HACINAMIENTO? 

Una sicurí  (Eunectes Beniensis) descansa en su cubículo.   Foto: ANF

Consultada sobre la posibilidad de rehabilitar y liberar a los animales silvestres, Ossio señaló que es algo muy difícil dada la peligrosidad zoonótica y los altos costos que ello implicaría.

"Hay muchos riesgos, el primero es que ese animal liberado puede ser portador de muchas enfermedades humanas y logre contagiar a la población silvestre. Uno puede liberar a dos aves y estos pueden terminar matando a otras 50", aseguró.

También resaltó el alto presupuesto que se necesita para liberar a los especímenes silvestres en cautiverio. Ossio puso como ejemplo todo el movimiento que generó para la liberación del lince ibérico en Europa.

"Liberar a esa especie costó 52.000 euros, todo ese dinero para un animal (…) Es mucho más barato emplear esos recursos para proteger el área donde vive el animal silvestre y así evitar el tráfico ilegal", dijo.

Ossio reconoció que sí existe la posibilidad de liberar a un animal silvestre, si es que es una especie en peligro de extinción y bajo el estricto control de especialistas.

"En esos casos sí. El liberar por liberar es un acto de irresponsabilidad y nosotros que somos respetuosos de la ley, no lo podemos hacer. Lo que se debe hacer es combatir el tráfico y proteger las áreas donde habitan los animales silvestres", aseguró.

LOS RESPONSABLES DE LA FAUNA SILVESTRE Y SU FALTA DE COORDINACIÓN

Una iguana verde (Iguana Iguana) tomando el sol en su cubículo de La Senda Verde.  Foto: ANF 

Según Ossio la responsabilidad sobre la fauna silvestre es compartida, ya que existen cuatro instancias con labores específicas.

Inicialmente se ubica la DGBAP como representante del Ministerio de Medio Ambiente y por ende del Estado. Luego la responsabilidad recae en las gobernaciones que deben velar por el bienestar de la fauna silvestre en sus departamentos.

Los refugios permanentes y los Centros de Atención y Derivación (CAD) son reglamentados y supervisados por la DGBAP, además estas deben coordinar su trabajo con los gobiernos departamentales para la derivación de la fauna silvestre decomisada o rescatada.

Finalmente, Pofoma está encargada de desarrollar los operativos contra el tráfico y maltrato de fauna silvestre. Ellos tienen la potestad de proceder con el decomiso de los especímenes que sean detectados y por norma deben hacer la entrega de los animales a las gobernaciones para que, finalmente, estas instancias sean las que los deriven a un CAD y posteriormente a refugio permanente.

Sin embargo, Ossio explicó que este último proceso no se estaría cumpliendo en el último tiempo, dado que Pofoma de La Paz no haría la entrega de los animales silvestres rescatados a las instancias correspondientes, lo cual hace que muchos de estos especímenes decomisados permanezcan en sus oficinas en condiciones no recomendables.

"Nosotros entendemos que la instancia que nos deberían derivar los animales es la Gobernación de La Paz o en su defecto la autoridad nacional a través de la Dirección General de Biodiversidad y Áreas Protegidas. Así debería ser el protocolo: Pofoma realiza un decomiso y debe entregar a los animales a la Gobernación que tiene la competencia para la derivación", explicó.

Ossio indicó que este es un tema preocupante porque Pofoma reúne en sus instalaciones una buena cantidad de animales, los cuales no son entregados a la Gobernación de La Paz, y que luego procede a la derivación de éstos a La Senda Verde.

Esta acción es negativa para este refugio, ya que deben adecuar nuevos espacios y recibir a los animales incautados por Pofoma pese a sus problemas de hacinamiento.

“En diciembre los de la Gobernación de La Paz nos llamaron y no consultaron si podíamos recibir a 65 animales decomisados por Pofoma. Les dijimos que no porque ya no dábamos más por el espacio. Entonces la Gobernación se movilizó y logró que esos animales sean aceptados en un refugio en Santa Cruz”, contó.

Sin embargo, según relató Ossio, estos animales fueron nuevamente llevados a La Senda Verde, pese a que ya tenían un destino en Santa Cruz.  

“Esas son cosas que no se entienden. Recibir de un día a otro a 65 animales sin tener espacio y presupuesto. Hacemos todo lo posible porque nunca vamos a dejar que un animal no tenga algo que comer”, dijo.

UNA AYUDA QUE VA MÁS ALLÁ DEL DINERO

Para Ossio las soluciones para La Senda Verde no vienen directamente a través del dinero "algo que generalmente el Estado señala que no hay". Pero el refugio plantea otro tipo de apoyo que las autoridades sí podrían dar a este tipo de albergues.

Una de esas ayudas puede ser la instalación de una antena para que La Senda Verde pueda tener señal telefónica y estar comunicada. Esto haría más fácil la convocatoria a voluntarios y la realización de campañas para recaudar fondos.

Otro tema es el impositivo. Dado que muchos de los equipos que usan para tratar a los animales (guantes antimordidas, jaulas especiales, pistolas para los dardos tranquilizantes, etc.) son adquiridos en el exterior, los costos de importación son muy altos, por lo que solicitan aminorar los impuestos.

Un problema recurrente es la situación de los voluntarios extranjeros de La Senda Verde, los cuales se ven impedidos de permanecer más tiempo en el país por las normativas de migración sin tomar en cuenta, según Ossio, que su ayuda es clave para ese refugio.

La responsable de La Senda Verde aseguró que sería injusto decir que los funcionarios de la Gobernación y de la propia DGBAP no hacen nada para colaborarlos, ya que encabezaron varias diligencias ante Migración y la Aduana. Sin embargo, no recibieron una respuesta positiva.

Pese a las adversidades, La Senda Verde continuará con su trabajo cotidiano y silencioso, labor que muchas veces no es reconocido por el hombre, aunque la satisfacción radica en dar a 750 animales silvestres una segunda oportunidad de vida.