Lady Limón

Love en la Gran Manzana


Fisgoneando el Instagram de mi amado poeta, Charles Olsen, me enteré de que estaba a punto de aterrizar en la ciudad de las tentaciones, New York New York. 

A las pocas horas y sin tiempo que perder ya estaba instalándome en un lujoso hotel de la Quinta Avenida. 

Su libro Antípodas estaba en todas las librerías de la ciudad. No dudé ni un segundo en comprarlos todos.

Hasta las flores olían a Channel

y las vitrinas me hacían imaginar mis desenfrenadas noches de pasión con Charles.

Las estampadas
paredes del 
Downtown se
rendían ante mí
y me besaban.

Súper mega chic
en Little Italy.

También supe por su Facebook que Charles y su patética y nada estilosa esposa, Lilián Pallares, participarían en un recital poético en el Elizabeth Street Garden. Antes de ir, aproveché para dorar mi piel bajo los rayos del sol en el High Line en Chelsea.

Y una vez allí…

no solo tuve que aguantar los empalagosos versos de su esposa sino ver como entre ambos las miradas se cruzaban en una complicidad que me producía escozor en las pestañas.

Lo más fuerte fue que el público les aplaudía, tomaban fotos, suspiraban, sonreían de emoción, estaban complacidos de escucharles. Definitivamente debo ser parte del mundillo poético si quiero que Charles sea solo mío. 

Y mientras tanto
yo sufría en silencio
con el corazón
hecho pedazos.

Al día siguiente decidí tomar un tren a las afueras de Manhattan para inspirarme y esperar la llegada de las musas que seguramente aparecerían vestidas al mejor estilo de Versace.

De repente paseando por Hoboken sentí en lo más hondo el llamado de la maternidad.

Me casaría por todo lo alto con mi amado poeta, tendríamos nuestra pequeña Baby Limón y apareceríamos en todas las revistas del Jetset como la gran familia de moda de los últimos tiempos.

Pero para conseguirlo debía escribirle primero un poema que lo estremeciera hasta la médula. Así que me senté frente el río Hudson y fluí con sus tonos azules celestes que contrastaban con mi turbante naranja ácido.


TU MANZANA DEL AMOR

Soy tu manzana deliciosa

de piel dorada, toda una diosa.

Espero tus dulces mordiscos

con pepitas en mi corazón.

Mis labios rojos son frutas maduras

bien hidratados con crema de fresas.

Mi corazón Ágatha Ruiz de la Prada

late de prisa con nuestra pasión.

Sobre los grandes rascacielos

vuelan abrazados nuestros nombres

y los pájaros cantan como Frank Sinatra

New York New York su famosa canción.

Vestida a la moda

sueño con nuestra noche de boda,

nuestra luna de miel en Tahití

y una lujosa mansión con aroma a limón.


Con loco amor, tu Lady Limón

Después de varios días en la Gran Manzana sigo esperando la respuesta de Charles a mi hermoso poema. Mi único consuelo es beber una limonada sin azúcar mientras contemplo las portadas de sus libros. 




«El amor es una manzana olvidada en una antigua estación de tren. Tan chic.
Tan apetecible. Tan solitaria.»

Lady Limón.