Venezuela en la
Copa América
Centenario 2016

La nueva era de la Vinotinto


En una primera etapa, la Vinotinto llegaba al torneo como ¨La cenicienta de América del Sur¨. Los avances entre 2007 y 2011 de las selecciones de Richard Páez y César Farías le hicieron ganar respeto. Con Noel "Chita" San Vicente, el equipo no pudo mostrar sus progresos. En esta nueva era, bajo la dirección de Rafael Dudamel, la selección apuesta por la renovación de sus piezas para recuperar el terreno perdido 



 

Así llega la selección
  

El recuerdo más doloroso de la Copa América 


Gerardo Blanco

La selección nacional de fútbol llega a la Copa América Centenario repleta de interrogantes. El cambio de entrenador fue una salida obligada por los pésimos resultados cosechados en la eliminatoria mundialista 2018 y las tensas relaciones entre un grupo de jugadores de jerarquía internacional con el cuerpo técnico y la dirigencia de la FVF. La sustitución de Noel Sanvicente por Rafael Dudamel calmó las aguas, pero en lo futbolístico se mantienen las mismas incertidumbres sobre el funcionamiento del equipo. Sanvicente fracasó en su intento de cambiar la propuesta de juego que el equipo internalizó durante el ciclo de César Farías. 

Acostumbrados al repliegue intenso para defender, al juego largo para contraatacar y la pelota detenida como "alfa y omega" en el ataque bajo la dirección de Farías; los jugadores no entendieron o no supieron aplicar las nuevas exigencias de Sanvicente. La presión alta, las transiciones veloces, el acompañamiento de los volantes de marcas para pisar el área rival, el desdoble de los laterales para que los volantes atacaran por dentro y la obligación de multiplicarse para cuidar los espacios, sólo funcionó a plenitud en el triunfo 1-0 ante Colombia en la pasada Copa América de Chile. Los gruesos errores defensivos cometidos en cada partido, aunado a la tensa relación entre jugadores, cuerpo técnico y federativos acabaron con el proyecto de Sanvicente y abrieron paso al nuevo proceso de Dudamel.



El nuevo técnico se topará con los viejos dilemas defensivos que arrastra la selección. El arco quedó sin dueño, tras las actuaciones irregulares de Alain Baroja quien desapareció en la primera convocatoria de Dudamel. 

Por su desempeño en la segunda división de España con Tenerife, donde impuso récord de minutos imbatidos, Daniel Hernández es la primera opción en el arco, pero no disputó los partidos de preparación y llegará justo para la Copa América.

 Más complicado es resolver las deficiencias en el resto de la zaga. Oswaldo Vizcarrondo, el más experimentado de los zagueros con un centenar de partidos en el Nantes de Francia, perdió enteros en la eliminatoria. La catastrófica actuación de Venezuela tuvo un punto de partida con el descuidado pase de Vizcarrondo a Baroja que desembocó en el tanto de Derlis González y el triunfo 0-1 a Paraguay en Puerto Ordaz. La banda izquierda sigue a la espera de un jugador confiable. Desde que Jonay Hernández se adueñó del puesto, en tiempos de Richard Páez, ese sector de la cancha ha sido un pasillo abierto para los atacantes rivales. 

Las esperanzas de renovación están puestas en Mikel Villanueva, quien viene de jugar en la tercera división de la Liga de España, y tendrá la responsabilidad de enfrentar por esa banda a delanteros de excelsa calidad como el uruguayo Luis Suárez. Por la derecha, el rendimiento de Roberto Rosales en la selección ha estado muy lejos de la seguridad que muestra cada semana en el Málaga. Contagiado por la irregularidad de sus compañeros de faena, Rosales fue superado en los duelos defensivos contra Brasil y Perú, y su última postal en la derrota 4-1 ante Chile, en la que estrelló un centro en el pecho del chileno Gonzalo Jara para desperdiciar el contraataque, refleja el escaso aporte ofensivo en el premundial.



La zona de recuperación es otra línea difusa. Alabado por su entrega y coraje, el empuje de Tomás Rincón requiere de menos recorrido, más orden, equilibrio y eficiencia en sus apariciones en el área rival. Sanvicente quería un Rincón con más presencia en el ataque, pero sus subidas dejan espacios liberados para el contragolpe y ninguna de sus apariciones generó situaciones de verdadero riesgo. Una de las tareas de Dudamel es devolver la serenidad a este sector y colocar cada pieza en su lugar. Rincón es más útil recuperando que disparando al arco rival, si tomamos en consideración que en ocho años de carrera internacional, con 136 juegos entre Hamburgo y Genoa, y otros 61 duelos en la vinotinto solo ha marcado tres goles, todos convertidos esta temporada en el cuadro italiano. 

El corazón de la vinotinto depende de las pulsaciones de Rincón, y no sabemos qué licencias le otorgará el técnico. Lo que conduje a otro enigma: ¿cuál será el estilo de juego de la selección? Como técnico del combinado Sub-17 que clasificó al Mundial de Emiratos Árabes Unidos, Dudamel mostró un equipo con buen pie, que llegaba al arco rival por asociación, pero que generaba pocas jugadas de peligro en el área rival, al punto de que promedió menos de un gol (0,7) en los nueve partidos disputados en el Suramericano de Argentina 2013 con la Sub17. Esa única referencia invita a pensar que Dudamel priorizará el orden defensivo, mantener el cero en el arco y buscar como en tiempos de Farías sacar petróleo a las dos o tres ocasiones de peligro que ofrezca el partido.



Para generar esas oportunidades, Dudamel tiene los mejores talentos que el fútbol venezolano ha producido en muchos años. Contará con el desequilibrio y el golpeo venenoso de Rómulo Otero y Juan Pablo Añor en las pelotas detenidas; el toque preciso de Alejandro Guerra para darle fluidez al juego y llegar al arco rival por asociación; el desborde en velocidad de Adalberto Peñaranda, Josef Martínez y Yonathan del Valle; y la contundencia en el área de Salomón Rondón y Christian Santos. Pero ningún entrenador juega los partidos. Los futbolistas son los que deben resolver en el terreno y tomar decisiones ante las dificultades que cada segundo presenta el partido.

Dudamel trae a la selección su verbo elaborado y meticuloso, los galones de antiguo caudillo de la vinotinto de Richard Páez que cambió la historia derrotista del fútbol nacional. Aportará su experiencia y la riqueza de su verbo, pero necesita que el discurso táctico, sea asimilado y aplicado con rigor por los jugadores. La selección de los "regalitos" de Sanvicente, marcada por los gruesos errores en la marcación y los pases inocentes, necesita recuperar el toque de irreverencia que le inoculó el doctor Páez y el orden defensivo de Farías. La Copa América del Centenario tal vez sirva para encontrar el camino que se perdió en medio de una batalla dialéctica entre jugadores, federativos y cuerpo técnico que solo ha conducido a un estrepitoso fracaso.


Las posibilidades
de la Vinotinto  


Gonzalo Rodríguez

La Copa América Centenario 2016 es la primera prueba seria que tendrá el proceso de Rafael Dudamel al frente de la selección vinotinto. Para algunos directores técnicos que han pasado por el timón del elenco nacional es importante que el seleccionador mantenga la cohesión y el buen clima en el grupo. "Hay que mantener la exigencia de resultados", soltó Richard Páez, quien estuvo al frente de la mayor de Venezuela en dos procesos mundialistas, en relación con las posibilidades de Venezuela en la Copa. Para otros, como Manuel Plasencia, de amplia trayectoria en este deporte en el país, y que dentro de su vasta experiencia en el fútbol ha llevado las riendas del cuadro criollo, estima que con Dudamel “se debe buscar la paz y la estabilidad dentro del grupo” y que, dado ese primer paso, “luego deben venir mejoras en el juego y mejores resultados”.

Páez, incluso, va un poco más allá: “Cuando yo pasé por la dirección técnica de la selección logramos cosas. Decir que Dudamel no tiene exigencias de resultados es devolvernos al concepto de cuando Venezuela era la cenicienta del fútbol y que nosotros pudimos cambiar sin estructuras, con jugadores locales y con la dirigencia apostando por el fracaso”.

Los rivales de Venezuela en la primera ronda de la Copa son Jamaica, Uruguay y México, en ese orden. Noel Sanvicente, exseleccionador local hasta hace poco y quien inició este proceso hacia la Copa hasta su renuncia, señaló que a los caribeños “ya los conocemos, nos complicaron pero podemos con ellos”. Sobre Uruguay piensa “que es un rival duro” y de México “que serán locales en Estados Unidos”.


Defender será la mayor virtud
Cristóbal Guerra

La Vinotinto tendrá que recordar, como los estudiantes cuando van a los exámenes, la materia de la Copa América de 2011.

Entonces, con pura determinación, severidad y un orden inalterable, pudo llegar a donde llegó: semifinales del torneo continental.

El dispositivo defensivo fue un candado insobornable, una cerradura con la llave perdida. Y casi todo el proyecto del técnico César Farías se fundamentaba en esa premisa: defender a todo evento como proclama, y dejar lo demás al albur de la inspiración de algún mediocampista o artillero.

El enigma está ahí. Resolver el acertijo defensivo tendrá que ser donde el técnico tendrá que poner su empeño. Rafael Dudamel, con apellido de director de orquesta, tendrá que afinar aquellos violines de la parte de atrás: arquero y defensores. Si consigue hacerlos impenetrables, si logra que Oswaldo Vizcarrondo y el compañero del centro de zaga tengan ojos de vigilantes nocturnos y certezas de cirujano, entonces habrá esperanzas.

Lo demás, como en 2011, que lo decida la fortuna.

Dudamel: de la portería
a la dirección técnica


Gonzalo Rodríguez

Rafael Edgar Dudamel Ochoa tiene la responsabilidad de cambiarle la cara a la selección vinotinto, luego que asumió el comando de la escuadra criolla tras la salida de Noel "Chita" Sanvicente. Jugador de temple, Dudamel siempre destacó en su paso por las canchas. Defendió la posición de arquero y en esa función dio grandes pasos para convertirse en uno de los jugadores más importantes en la historia de la Vinotinto. Como defensor del arco destacó por sus reflejos y agilidad pero, sobre todo, por las actitudes de liderazgo que lo llevaron a ser una figura.

Dudamel brilló como jugador en los equipos América de Cali, Deportivo Cali, Millonarios e Independiente Santa Fe, todos del fútbol profesional colombiano. Consiguió campeonatos locales con el Cali y una Copa Merconorte con Millonarios. Con el equipo caleño, además, disputó la final de la Copa Libertadores en la temporada de 1999.

En el torneo venezolano defendió las casacas de Unión Atlético Maracaibo, ULA FC, Atlético Zulia, El Vigía y Táchira. Acá en el país levantó el trofeo de campeón en la 1990-1991 con los merideños y en la 1997-98 con el Atlético Zulia.

También defendió la camiseta nacional en 54 partidos, tres eliminatorias mundialistas y cuatro torneos de Copa América.

Luego de su carrera como jugador, Dudamel dio sus primeros pasos como director técnico en Estudiantes de Mérida, en el año 2010. De allí dio el salto al cargo de seleccionador nacional sub-17, equipo con el que consiguió la clasificación al Mundial de 2013 en los Emiratos Árabes Unidos y es recordado por su famoso grito “¡Es por ti Venezuela!”, que entonaba cada vez que aquella selección de chamos alcanzaba goles o triunfos.

Luego del paso con la menor por el Mundial de los EAU –perdió los tres partidos en primera ronda- tomó las riendas del Deportivo Lara en el torneo criollo y lo clasificó a la Copa Suramericana de 2016.

En abril de 2016 fue nombrado para dirigir la selección mayor con el compromiso de apaciguar el ambiente enrarecido por los malos resultados y las disputas entre jugadores y dirigencia. Tendrá su primera prueba de fuego en la Copa América Centenario 2016 en un proceso que ha definido como fundamentalmente de renovación.



Aunque son dos procesos muy parecidos en cuanto a nombres, las selecciones de Noel Sanvicente y Rafael Dudamel mostraron en lo que a su inicio se refiere dos caras distintas: El primero trató de implementar la idea de juego de sus equipos –la famosa presión alta comenzando por los delanteros- mientras que el segundo apostó por darle más importancia a la defensa y resolver después la gestación de juego.

La explicación del párrafo anterior no quiere decir que haya una evolución porque el proceso de Dudamel es todavía muy joven y necesita refrendarse en pruebas de fuego, la primera de ellas en los tres partidos de ronda de grupos que tendrá la Vinotinto en Estados Unidos. Más que evolución lo que hay es la necesidad de Dudamel de apaciguar los ánimos de una selección que terminó enguerrillada el corto período de "Chita".

Será tarea del exarquero de la Vinotinto dejar que la tranquilidad sea la norma en la selección, llevar adelante un proceso de renovación que no admite más retrasos y tratar de alcanzar nuevamente mejores resultados en el seleccionado. De allí que la afición y la prensa especializada va a mirar cómo se plantan nuevos nombres en el once titular nacional entre los que destacan jugadores como Rómulo Otero, Adalberto Peñaranda, Juan Pablo Añor, Wilker Ángel más los ya conocidos Salomón Rondón, Roberto Rosales, Alejandro Guerra, Luis Manuel Seijas y hasta Ronald Vargas.

Se busca un nuevo líder
para la Vinotinto

Eliezer Pérez 

Tomás Rincón


Alejandro "Lobo" Guerra


Luis Manuel Seijas


José Salomón Rondón


 

La historia de la
Vinotinto en el torneo

Eliézer Pérez




La Vinotinto se estrenó en la Copa de 1967 en Montevideo, Uruguay, donde consiguió una victoria pero sufrió cinco derrotas. Ese único éxito del equipo nacional fue ante Bolivia, al que goleó 3-0 en el estadio Centenario con dianas de Antonio Ravelo (en dos ocasiones) y Rafa Santana. A la oncena venezolana no le fue nada bien en los siguientes 40 años de la competencia. En las ediciones de 1975, 1979, 1983, 1987, 1989, 1991, 1993, 1995, 1997, 2001 y 2004 solo consiguió 7 empates y 33 derrotas sin ninguna victoria.

Sin embargo, entre esos años de tristezas hubo un momento alegre: la Copa América de 1993 en Ecuador. Aunque en el debut fue una goleada del anfitrión (6-1), el once vinotinto se levantó de la lona y dejó boquiabierto a más de uno cuando empató 2-2 ante Uruguay y después, tras ir perdiendo 3-0 contra Estados Unidos, igualó 3-3. José Luis Dolgetta fue el máximo goleador en ese torneo con cuatro anotaciones: uno a Ecuador, otro a Uruguay y doblete a los norteamericanos.

Tuvieron que pasar cuatro décadas (1967-2007) para que Venezuela volviera a ganar un partido en la Copa América. La edición de 2007 se realizó en casa, en nueve ciudades venezolanas y fue en San Cristóbal, en el estadio Pueblo Nuevo, donde la Vinotinto venció 2-0 a Perú para asegurar su clasificación a cuartos de final; fue la primera vez que la selección nacional superó la ronda de grupos en la historia del torneo. Sin embargo, Uruguay goleó 4-1 a ese mismo escenario al equipo dirigido por el técnico Richard Páez para quedar eliminado.

El momento de gloria fue en la Copa América de Argentina 2011: empató 0-0 con Brasil, venció 1-0 a Ecuador e igualó sobre la hora 3-3 con Paraguay para volver a clasificar a cuartos de final, instancia en la que superó 2-1 a Chile y por primera vez se metió en semifinales. Sin embargo, la Vinotinto perdió en tiros penales con Paraguay (5-3) y se conformó con el cuarto lugar tras perder 4-1 ante Perú. En Chile 2015, el equipo quedó eliminado en la primera fase.

Momentos para el recuerdo

Argentina, 1975.


Ecuador, 1993


Perú, 2004.


Venezuela, 2007. 


Argentina, 2011.




 Chile, 2015.











La copa 
en números


Especial Copa América Centenario

Concepto y coordinación general: Yves Briceño. Diseño y montaje del especial: Yves Briceño. Edición y coordinación de textos: Gonzalo Rodríguez, Pedro Rueda e Yves Briceño. Textos: Gerardo Blanco, Eliézer Pérez y Gonzalo Rodríguez. Coordinación de infografías: Nathalie Naranjo. Diseño de infografías: Christian Rodríguez y Nathalie Naranjo. Concepto, guión y producción de los videos: Yves Briceño. Edición de video: Karina Lizcano y Yaikel Dorta. Post-producción de video. Rubén Rodríguez. Fotografías: Fotografías de Archivo ÚN: Anny Mejía.

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