En el marco de la Edición Aniversario 2015 de Líder en Deportes, una publicación que rinde tributo a las glorias deportivas de Venezuela, este especial web recuerda las hazañas de cuatro de sus protagonistas: Víctor Davalillo, el mejor bateador de todos los tiempos en la LVBP; Urbano Lugo Jr, el lanzador del no hit no run más recordado de la pelota criolla; Gabriel Estaba, héroe de Portland y Luis Mendoza, leyenda de la selección de fútbol nacional. Todos reviven los mejores momentos de sus carreras, que hoy constituyen un ejemplo a seguir para las nuevas generaciones

En 16 campañas en las Grandes Ligas, el octavo criollo en jugar en MLB intervino en 1.458 partidos y dejó promedio vitalicio de .279. En su primer año perdió la oportunidad de ganar el Premio Novato del Año cuando el 12 de junio recibió un bolazo de Hank Aguirre que le fracturó la muñeca derecha.

Firmó a los 18 años, en 1957, con los Leones del Caracas. Apenas pesaba sesenta kilos cuando su hermano Pompeyo Davalillo lo convenció para que se hiciera lanzador, porque en esa época había escasez de zurdos. Al mismo tiempo de su firma en Venezuela, fue reclutado por Cincinnati y comenzó desarrollarse en el sistema de sucursales de los Rojos. Entre 1958 y 1961, lanzó a tiempo completo con filiales de las categorías clase D y triple A, hasta que en el año 1962 abandonó la lomita y se fue a los jardines. Su transición al outfield se dio desde que llegó al club Jacksonville en 1962. Duke Carmel, el centerfield regular, se lastimó un brazo y Davalillo tuvo la oportunidad de jugar a diario en esa posición. No desaprovechó la oportunidad. Al concluir la campaña, los Indios de Cleveland, lo convocaron al spring training en Tucson, Arizona, y se ganó el puesto. En los primeros 33 turnos de la pretemporada tenía un slump y creía que lo iban a bajar. El mánager Birdie Tebbets lo llamó a su oficina, le pidió que no se preocupara y le aseguró que el puesto era suyo. De allí en adelante comenzó a batear. Perdió la oportunidad de ganar el Premio Novato del Año cuando el 12 de junio recibió un bolazo de Hank Aguirre que le fracturó la muñeca derecha. En 16 campañas en las Grandes Ligas, el octavo criollo en jugar en MLB intervino en 1.458 partidos y dejó promedio vitalicio de .279. En la pelota criolla fue el bateador más insigne de todos los tiempos. Hoy, disfruta del candor de estar en la tercera edad y de vez en cuando juega softbol u ofrece clínicas con la fundación que lleva su nombre. ¿Su nueva misión? Defender la calidad de vida de los ex beisbolistas.

Entre el 27 de junio y el 5 de julio de 1992 fue uno de los protagonistas del quinteto venezolano que jugó en el Preolímpico de Portland (Oregon) en Estados Unidos. Con Gabriel Estaba en plan estelar, la selección logró su primera gran gesta en la historia del baloncesto de Venezuela: la medalla de plata en el torneo y su clasificación a los Juegos Olímpicos de Barcelona, 1992



Nació en Carúpano, Sucre, el 23 de marzo de 1965. Jugó de alero con Panteras de Lara y Miranda, Marinos de Oriente y Gaiteros del Zulia; también en España y Puerto Rico. En la cancha era un líder al que había que tumbar para derrotar. Fuera del tabloncillo su filosofía es la misma y, aunque su vida ya no gira en torno a un balón y un aro, su pasión por el deporte se mantiene vigente. En los últimos años se ha dedicado a la gestión y a la política deportiva y al coaching. El alero, conocido por ser un buen lanzador de larga distancia y por su precisión milimétrica en los tiros libres, ha desempeñado cargos políticos en el deporte, entusiasmado por ayudar a los niños y jóvenes de escasos recursos que quieren hacer carrera deportiva y convertirse como él en un héroe nacional. Desde sus tiempos como atleta activo, siempre anheló ayudar a los demás, pues representa su mayor expresión de gratitud con el país que le ayudó a crecer y triunfar como estrella del baloncesto. La mejor manera que encontró fue compartir sus experiencias, porque sabe lo que significa patear la calle, sufrir y salir de la pobreza.
A pesar de que ha pasado el tiempo, al retirado basquetbolista venezolano se le ilumina una sonrisa a la hora de hablar de sus mejores experiencias durante su carrera en los tabloncillos. Recuerda que creció en Panteras, equipo en el que era "el novato"; que se dio a conocer en Marinos "por su tiro de larga distancia"; que luego regresó a Lara, ya desarrollado, mientras que en Gaiteros era un jugador "experimentado". El básquet le dio buenos momentos y grandes amigos como Alexander Nelcha, Omar Walcott, Melquíades Jaramillo y Carl Herrera. Entre el 27 de junio y el 5 de julio de 1992 fue uno de los protagonistas del quinteto venezolano que jugó en el Preolímpico de Portland (Oregon) en Estados Unidos. Con Estaba en plan estelar, la selección logró su primera gran gesta en la historia del baloncesto de Venezuela: la medalla de plata en el torneo. Contra todo pronóstico, y pese a las diferencias entre él, Carl Herrera e Iván Olivares, que incluso ocasionaron una riña en camerinos, el equipo finalizó segundo, jugó con el Dream Team la final y clasificó a los Juegos de Barcelona '92.

Vistió la camisa de Leones del Caracas por 16 campañas, en las que dejó marca vitalicia de 52 ganados y 36 perdidos, además de una efectividad de 3.29 con 412 ponches en 809 entradas lanzadas.

El lanzador criollo es recordado como uno de los grandes serpentineros que pasaron por el beisbol profesional venezolano, en la década de los ochenta y parte de los noventa. Es hijo de Urbano Lugo (padre),  un gran lanzador de Leones del Caracas entre los años sesenta y setenta, quien, además, se convirtió en el primer pitcher venezolano en completar un no hit no run en la LVBP en 1973, en los recordados juegos de puros criollos. Lugo Jr. le prometió a su padre que lo emularía en la hazaña, que consiguió 14 años después. Su proeza quedó marcada un 24 de enero de 1987 cuando selló el título de Leones del Caracas, al lanzar su primer y único juego sin hits ni carreras frente a Tiburones de La Guaira en el estadio Universitario de la UCV. Un dato curioso: Baudilio Díaz, el receptor de los Leones, fallecido en un accidente, recibió los 27 outs en los dos juegos. El nativo de Punto Fijo, Falcón, nació un 12 de agosto de 1962. Vistió la camisa del Caracas por 16 campañas, en las que dejó marca vitalicia de 52 ganados y 36 perdidos, además de una efectividad de 3.29, con 412 ponches en 809 entradas lanzadas. Su mejor año en la pelota local fue en la campaña 1993-1994, al tener marca de 8-3 con 2.75 de efectividad. Asimismo, el derecho fue testigo de los títulos de 1981-82; 1986-87; 1987-88; 1989-90 y 1994-95 del conjunto felino. Su llegada a las mayores se produjo en el año 1985 con Angelinos de California, y en seis años de servicio con la divisa y, posteriormente, con Montreal y Detroit dejó marca de 6-7 y 5.31 de efectividad. Actualmente funge como vicepresidente de la Asociación Única de Peloteros Profesionales de Venezuela (Auppv).






Sudó la camiseta lo más que pudo cuando se vestía de Vinotinto y a la selección la tildaban entonces con motes peyorativos como la Cenicienta de América. Mendoza debutó en la victoria 3-0 ante Panamá en los Juegos Bolivarianos de 1961, en Barranquilla (Colombia), cuando tenía 16 años de edad.


El mediocampista ocupa un lugar importante dentro de la historia del fútbol en Venezuela. Fue el jugador más destacado entre fanáticos, compañeros y rivales de equipo, y medios de comunicación, durante las décadas de 1960 hasta finales de los años 70. Mendoza comenzó a jugar con Banco Agrícola y Pecuario en 1960 y le dijo adiós a las canchas, como jugador y técnico, en la temporada 1987-88. "El fútbol ha ido por escaleras, no se ha montado en un ascensor", explicó el volante, en referencia al desarrollo histórico de esta disciplina en el país, tanto del torneo local como de la Vinotinto, con la que jugó entre 1961 y 1979.

"Mendocita", como también es conocido en el ámbito futbolero, jugó siete veces en la Copa Libertadores con Deportivo Italia, Deportivo Galicia y Portuguesa FC. También se le vio mostrando su talento en México, donde tuvo una breve pasantía con Veracruz, en 1973. Pero eso no es todo; sudó la camiseta lo más que pudo cuando se vestía de Vinotinto: debutó en la victoria 3-0 ante Panamá en los Juegos Bolivarianos de 1961, en Barranquilla (Colombia), cuando apenas tenía 16 años de edad y de ahí siguió a la sub-20 (1964) y dio el salto a la selección mayor en los premundiales de Inglaterra 1966 y México 1970, pero sin dejar de lado la Copa América de 1967, 1975 y 1979. Mendoza tiene mucho qué contar del fútbol venezolano:“A todo (los torneos) llegamos tarde. Tenemos 50 años de atraso”.




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