Agricultura: el fino ajedrez de prever

Como entre las 64 casillas la agricultura en Las Tunas necesita pensar dos y hasta tres variantes posteriores al momento concreto del juego

A pleno sol de viernes por la tarde, José Luis González se apresura a recoger los ajíes en Pozo Blanco al norte del poblado de Chaparra, municipio de Jesús Menéndez. "Son para la feria de mañana", dice de pie sobre una tierra rojiza e impecablemente libre de malas hierbas. Hace una pausa y mirando a las plantas de tomate colmadas de frutos predice: “Con un aguacero se maduran todos”.

En "Las Tablas", Reynol Fernández Pérez observa sus tomates ya maduros recogidos por trabajadores bajo su mando para llevarlo a la feria del día siguiente. Hoy sí hay cajas suficientes; así indica el montón de recipientes de madera toscamente cortada amontonados sin demasiado orden entre un campo y otro. En marzo entregó mil quintales de tomate y en abril espera duplicar esa cifra. Tiene dudas de que entonces haya envases suficientes, expresa Reynol con voz ronca por la gripe.

De vuelta en Pozo Blanco, José Rafael González se ocupa de las obras de su nuevo sistema de riego. De eso depende, explica Rafelín, cosechar en grande frijoles y maíz, ahora que en los canales vuelve a correr el agua.

La cooperativa de créditos y servicios Noel Turruelles, a la que Rafelín está afiliado participa en el Proyecto Prodecor auspiciado por el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola, de la ONU, a través del cual recibieron equipos que le permitirán regar más de 60 hectáreas de cultivo de granos. "Ahora estoy echando agua para sembrar maíz que es sustitución de importaciones", dice esperanzado.

En esta parte de "Jesús Menéndez" todavía se conserva una extensa red de canales construidos décadas atrás, que trae el agua desde la presa Juan Sáez, el mayor embalse de la provincia y ubicado más al sur. Muchas de estas vías fluviales sucumbió al abandono de años, otras siguen operativas; no así las máquinas para regar las tierras.

Por ejemplo, en la UBPC Noel Turruelles de El Trompo los canales rebosan de agua, pero hasta ahí. De sus 326 hectáreas cultivadas, apenas el 20 por ciento puede regarse, describe Juan Carlos Avilés Peña, su administrador. Eso cambiará pronto, asegura, cuando sean instalados 17 sistemas de riego por cuenta del Prodecor. Aun así, refiere, ya de El Trompo saldrán entre dos mil y dos mil 500 quintales solo de boniato en los meses venideros.

Con similar optimismo habla Yunier Viguera Hernández, presidente de la CCS Noel Turruelles. El 2017, cuenta, fue un año difícil porque a la prolongada sequía se unió el huracán Irma y más tarde las lluvias en la etapa de frío. Pero ahora, comenta, el futuro se ve más prometedor. "Con el agua de la presa, los sistemas de riego que llegarán y los proyectos del polo productivo en 'La Torcaza' para la producción de plátanos estamos en mejores condiciones que nunca", sostiene.

EL TURNO DE LA TORCAZA

Alrededor de La Torcaza extienden sus cultivos varias cooperativas y la unidad Empresarial de base (UEB) José Miguel Barreto. Crearán recintos para almacenamiento de fertilizantes, suministros agropecuarios y un aula de capacitación con capacidad para 70 alumnos, todo a partir el inmueble otrora ocupado por un instituto preuniversitario en el campo. En total, las empresas del Ministerio de la Agricultura (Minagric) planean ampliar hasta las dos mil hectáreas las plantaciones de plátano.

Aunque no sabe cuándo tomarán fuerza las labores constructivas para que esos planes sean concretados, Alexánder Tejeda Pérez, director de la "José Miguel Barreto", está convencido de que los avances podrían verse más rápido que en polos productivos ya creados en la provincia. “No hay que tumbar marabú, solo sembrar y regar”, asegura. Frente a esas predicciones los cultivadores consultados por 26 Digital se hacen la misma pregunta:

¿QUÉ OCURRIRÁ CUANDO CREZCAN LAS PRODUCCIONES?

"Ahora estamos produciendo 10 o 15 toneladas de tomate, ¿qué pasará cuando sean 40 o 50?" inquiere Rafelín. Sus inquietudes parten de que, incluso, con magras cuantías como las de los meses que siguieron al paso del huracán Irma persistieron los problemas de comercialización de lo cosechado.

Después del meteoro, refiere Yunier Viguera sembramos cultivos de ciclo corto como yuca, boniato y calabaza. Muchos campesinos probaron hasta tres veces con el tomate. Igual persistieron las dificultades con los pagos y con el envío a tiempo de las cajas o los sacos.

“En los primeros tres meses las compras con la Empresa de Acopio fueron por contrato; desde abril, por ratificado”, explica refiriéndose a los procedimientos existentes entre ambas partes para comprobar que lo cosechado sea lo contratado previamente. “Eso, insiste, no puede hacerse desde un buró, tiene que ser con el campesino que es lo que respalda cada producción”.

“Hicimos la contratación con Acopio que está entrando quincenalmente a nuestra UEB y en ocasiones, una vez por semana. Eso está fluyendo bien”, afirma Alexánder Tejeda; mas, confirma que no ha sido la regla. “A veces, señala, se pasan dos meses pagando y tres sin pagar. Eso se nos convierte en un problema porque al no pagarnos no podemos comprar en la Empresa de Suministros Agropecuarios, que tiene sus límites de tiempo para pagar también. Entonces, se forma una cadena de impagos que al final recae sobre el trabajador en el surco”.

Estos y otros cultivadores concuerdan en que en los últimos dos años es palpable la intención de mejorar los engranajes de comercialización de lo que brota de la tierra, pero, obviamente, no ha sido suficiente.

SIN LUGAR A SORPRESAS

Raúl Álvarez Leyva, director de Acopio en el municipio de Jesús Menéndez, manifiesta que desde el año pasado hicieron con todas las bases productivas (cooperativas y unidades empresariales de base agrícolas) la contratación de lo que se cosecharía en el 2018. El huracán Irma obligó a hacer los primeros jueves de cada mes los mencionados ratificados.

A veces, indica, los productores plantean cantidades más bajas con respecto a lo contratado inicialmente y otros, lo contrario. Él refiere que "tuvimos problemas con la contratación del tomate por las lluvias de enero y eso deterioró lo previsto; sin embargo, se recuperó con siembras posteriores. Además, en febrero hubo problemas con los pagos, pero ya no hay dificultades".

“La agricultura, reflexiona Álvarez Leyva, está expensa a muchos imprevistos y en eso estamos trabajando. Tenemos un equipo que ha ganado en coordinación entre Acopio, la Delegación del Minagric y la empresa agropecuaria”.

A su lado, Ríder López Leyva, delegado municipal de la Agricultura, coincide en que “Jesús Menéndez” tiene calidad de suelos, áreas disponibles y acceso al agua para incrementar ostensiblemente sus producciones de alimentos. En esta demarcación, añade, se labora conscientemente en pos del autoabastecimiento de productos agropecuarios sin descuidar los envíos a la capital de la provincia al menos tres veces por semana. Por eso, recalca “trabajamos con un balance de áreas hecho con un plan de siembra por cultivo y con una demanda de esas dos cosas”.

“Tenemos que prepararnos desde el punto de vista económico para que no se nos repitan los pagos atrasados a los productores, los problemas con los envases y la transportación”, subraya López Leyva.

Salvador Ávila Bruzón, especialista en atención a productores de cultivos varios, acota que la existencia del Complejo Comercial en el poblado de Chaparra grafica el propósito de las autoridades políticas y gubernamentales de crear espacios de oferta constante y directa de viandas hortalizas y granos a precios asequibles para la mayoría de la población. “La idea es que cada semana vengan de seis a ocho formas productivas. Se van rotando las 52 que tenemos en el municipio de manera que ellas vendan directamente y bajen los precios”, expresa.

“Es una opción más y aparte del encargo estatal nosotros tenemos un programa de alimentación al pueblo y aquí podemos colocar las producciones excedentes después de cumplir con el encargo estatal”, opina Juan Carlos Guevara Pérez, vicepresidente de producción de la cooperativa de créditos y servicios Troadio Bosh.

“Todavía a la agroindustria la vemos como un matrimonio que no se ha logrado del todo. La comercialización en los picos productivos es el gran problema”, admite Jesús García Pérez vicepresidente de órgano de la Administración en el Gobierno Municipal. Algo se ha hecho, precisa, como evaluar la confección local de cajas y promover minindustrias procesadoras en el territorio. “A veces planificamos sembrar una cantidad determinada sin tener en cuenta qué destino le darán. Esas son cuestiones que hay que pensarlas. No podemos perdonarnos que cuando La Torcaza despegue no haya destino definido para esas producciones”, recalca.

EN EL TABLERO

Gracias al empeño de muchos, finalmente 26 Digital puede hablar de la producción y comercialización de productos agropecuarios más allá de las oficinas refrigeradas. Regresa de los campos y los mercados con la apreciación de que el asunto podría mirarse en el espejo de los buenos ajedrecistas, esos capaces de pensar dos y hasta tres variantes posteriores al momento concreto del juego. En este caso, sería estar alerta al ataque del "alfil" de los impagos o del “caballo” de las lluvias o las sequías; saber cómo no sucumbir ante “las torres” de la falta de envases o de vehículos para la transportación; vigilar si viene alguna “dama” llamada Irma o María. Todo para que, allá en la primera línea, no sufran los campesinos, aparentemente las piezas más débiles, pero imprescindibles; recordando que ahí están los “reyes”: los consumidores deseosos de tener alimentos frescos y baratos en sus casas.

Agricultura: el fino ajedrez de prever

Texto, fotos y video: István Ojeda Bello