#OrgullososDeSerTuneros

La gran conquista de los Leñadores de Las Tunas ha sido renovar la capacidad de unirnos como pueblo, de asombrarnos otra vez.

De tanto cuantificarla, de acudir tantas veces a las estadísticas y los porcientos y los promedios, nos habíamos olvidado de lo esencial: que la pelota es ante todo un gran sentimiento.

Estábamos perdiendo el rumbo y masticábamos el karma fatal de haber concluido últimos 11 veces en 40 años, cinco en nuestras primeras siete temporadas, otras cuatro ocasiones entre 1998 y 2003.

En todo caso, los más optimistas acudíamos igualmente a los números para recordar que hace ahora 15 años la tendencia comenzó a cambiar, con el séptimo puesto de la campaña 2003-2004, aquella primera clasificación en el 2007 y los sextos puestos del 2012 y el 2015.

Nos dedicábamos a apilar teoremas del fracaso, según los cuales el orden de los factores jamás alteraría un único e inevitable producto: ese equipo vestido de verde y rojo estaría siempre a la izquierda del cero. Nos habíamos aficionado a contabilizar nuestra propia derrota.

Por eso ahora, en estos días de victorias y alegría, no deberíamos caer en la tentación de destacar únicamente el extraordinario segundo lugar obtenido por los Leñadores de Pablo Alberto Civil. Ni argumentar con pose docta que el salto fue tremendo desde el noveno escalón obtenido hace un año.

Recordemos, mejor, que la pelota es nuestra pasión mayor y tiene la capacidad tremenda de hilvanar un gran sueño colectivo: que la pelota, nuestro equipo de pelota, nos ha hecho muy felices.

Porque solo así seremos capaces de reparar en lo verdaderamente importante: aunque ciertamente el primer puesto seducía mucho más que el segundo, esa diferencia se torna casi imperceptible cuando por el camino descubrimos que hace seis meses salimos en busca de un número, de una ubicación en un ranking, y terminamos reencontrando una identidad. A fin de cuentas, hoy somos cientos de miles los que estamos más orgullosos de ser tuneros y durante meses en esta provincia no se habló otra cosa que el lenguaje binario de las bolas y los strikes.

Comprenderemos entonces: lo conseguido por los Leñadores va más allá de un récord de victorias y de lideratos y logros individuales. La gran conquista de este grupo ya histórico de peloteros ha sido renovar la capacidad de unirnos como pueblo, de asombrarnos otra vez mientras nos asomamos a esta tierra que llamamos Balcón, de entender que alguien disfrutara aquel cuadrangular inolvidable de Dánel Castro y luego escribiera: "¡Coño, qué suerte haber nacido y seguir aquí, en mi querida Las Tunas!"

De manera que del gigante llamado Dánel no contaremos ese batazo sideral del sábado anterior, ni sus dos millares de jits, sus otros 197 jonrones o esos 41 años que parecieran ser la mitad. Del tercer bate tunero resaltaremos su entrega total, su coraje a prueba de tanto y ese baile ya convertido en tendencia, un guiño al tunero alegre y carismático, básicamente “jodedor” que a todos y todas nos gustaría ser.

Y, claro, no recordaremos los 12 meses sin descanso que ha estado sobre los diamantes Yosvani Alarcón, un muchacho que en ese tiempo nos representó en un Clásico Mundial, se ganó un puesto como primera figura en el equipo Cuba y fue padre por segunda vez. Ni de sus jonrones ni de sus cogidos robando: hablaremos de su ejemplo como líder del equipo, de sus ganas de hacerlo siempre lo mejor posible, de su promesa de dejar el corazón en el terreno, aun en ese momento fatal en que pretendió fundir su pecho con la arcilla del "Mella", mientras todo un país asistía en silencio a la imagen del capitán, derribado por sus deseos incontenibles de repartir felicidad.

No serán entonces aquellas 14 victorias lo que elogiemos de Yoelkis Cruz, sino la fe en su Dios y en sí mismo, esa voluntad de escamotearle triunfos al almanaque. Y de Jorge Yhonson no se dirá que encabezó a los bateadores con promedio superior a 400, sino que su humildad lo ha llevado a crecer cada año, a esperar con paciencia el momento justo de acaparar titulares y viajar por fin a una Serie del Caribe.

No nos detendremos en el debate de si fueron 11, 13 o 15 mil los aficionados que abarrotaron la Casa de los Leñadores en estas jornadas mágicas de postemporada. Señalaremos, mejor, que mucho ha cambiado esta afición desde los tiempos ahora casi remotos, cuando el “Mella” era un estadio glaciar en el que los juegos comenzaban siempre a la 1:00 de la tarde, pero donde jamás salía el sol. En días de jolgorio como estos, se hace más necesario que nunca saber de dónde venimos, porque en esa certeza está marcado el rumbo de hacia dónde vamos. Y, sobre todo, a dónde no queremos regresar.

De otros grandes protagonistas tampoco esgrimiremos cifras. A Edesio Pérez no le preguntaremos cuántas horas de su vida debió dedicar a su tesis doctoral; preferiremos felicitarlo porque la ciencia es el signo de nuestros días y su investigación no duerme en una gaveta, sino que forma parte vital del resultado de uno Leñadores muy bien preparados, listos de principio a fin para competir. Y a Pablo Alberto Civil, por supuesto, no le cuantificaremos errores o aciertos, ni le señalaremos que es este apenas su segundo año de experiencia al timón del barco; le agradeceremos su vista de águila y su mano firme para llevarnos a buen puerto, elogiaremos su virtud de escuchar y aprender, su rara habilidad de liderar.

De los otros tantos que faltan por enumerar no esperaremos recelos, pues el grupo que acaba de hacer saltar la historia del deporte local entiende de sutilezas: ellos también preferirán hablar de UN equipo, más que del medio centenar de hombres que lo integraron.

Y por último, no explicaremos el extraño título que llevan estas líneas. Dejaremos para otro día los términos etiqueta o hashtag, seguramente más compatibles con algún complicado algoritmo de Facebook, ese nuevo escenario en el que también se jugó y se vivió la Serie Nacional. Apelaremos, en cambio, al corazón de todos los tuneros para asegurar que mientras usted lee esta página es capaz de “sentir” lo que significan así bien juntas esas cuatro palabras: son el legado mayor de nuestro equipo de pelota.

Textos: Dubler Vázque Colomé e István Ojeda Bello

Fotos: István Ojeda Bello

Video: TutorialCuba