ÁNGELES SOMOS

La antesala del día de los Santos en Gualmatán

¿Quiénes somos?

300 niños y niñas vestidos de ángeles desfilan por las calles de Gualmatán, municipio del sur de Nariño. Es 31 de octubre. En lugar de héroes cinematográficos, máscaras que ocultan el rostro, disfraces de brujos y brujas o canastas en forma de calabaza, estos ángeles que de blanco caminan desde la 1:30 de la tarde llevan sobre su cuerpo, entre sus manos y en sus palabras, la simbología de la que se ha denominado "La Corrida de Ángeles", celebración que recuerda una fiesta tradicional que viene rescatándose por iniciativa de docentes, padres de familia y gestores culturales de Gualmatán. 

Desde lejos parece un sacerdote, pero también está vestido de ángel. O al menos eso parece. Lleva una especie de estola amarilla que baila sobre su cuello. Con lo que pudo se ató el alba con un cíngulo improvisado. Mide 1,85 cms, protege sus ojos con lentes oscuros y a todo pulmón amplifica por su megáfono de docente sindicalista los versos que corean los niños y niñas que marchan en un desfile de un kilómetro y medio desde el lugar de partida hacia la Institución Educativa de llegada. 

Se llama Ricardo Dorado, "con los docentes de la ETA (Educación Religiosa, Tecnología y Artística) nos hemos encargado de revivir la fiesta", comenta en una de sus pausas. 

A medida que avanza la caminata, que en esta ocasión encabezan cerca de 30 funcionarios de la alcaldía municipal, la gente de Gualmatán se va reuniendo en las aceras y con dulzura ven caminar a los niños que son sus hijos, sus hijas, sus nietos y sobrinas. La población de Gualmatán no sobrepasa los 6.000 habitantes según los datos registrados hasta 2015. Por eso todos aquí se conocen, se reconocen y se identifican como pasa en las localidades colombianas. 

ÁNGELES SOMOS

"Los jóvenes que ya tienen 18 años no hablan de Halloween, ellos crecieron en la corrida de ángeles" manifiesta con orgullo Ricardo Dorado, uno de los docentes de la Institución Educativa San José que se encargó de revivir la tradición de la Corrida de Ángeles hace ya más de 20 años. 

Paso a paso avanza la procesión de angelitos. Los adultos, funcionarios de la alcaldía, algunos padres de familia, los docentes y algunos gestores locales también llevan su túnica, las alas, el cintillo y la canastilla. El sol no abriga mucho, pero sí pica en la piel. Un nubarrón se asoma sobre el cielo de Gualmatán. 

"Unos muchachos que conocíamos de la tradición de la Corrida de Ángeles nos reunimos hace 20 años y salimos ese 31 de octubre, el día previo a la celebración del día de todos los santos, y volvimos a cantar el estribillo que nuestros padres y abuelos recordaban: Ángeles somos, del cielo bajamos y dulces queremos. ¿Hay por quién rezar? y desde entonces nos animamos a recuperar la tradición y evitar que se siguiera festejando el 31 de octubre como un día de terror", recuerda Ricardo quien enfatiza con entonado acento pastuso cada palabra que le sale con emoción y particular melodía.

DEL CIELO BAJAMOS

La celebración católica de Todos Los Santos tiene referencia desde los primeros años de la conformación de la iglesia cristiana que escogió un día común para conmemorar a quienes habían muerto en nombre de la causa de Cristo. Fue Gregorio III quien institucionalizó la fecha del 1 de noviembre como el día asignado para conmemorar a mártires y santos. La noche previa a esta celebración sufrió de tal sincretismo cultural que el 31 de octubre terminó constituyéndose en la ya reconocida fiesta de Halloween como una combinación de las tradiciones celtas, cristianas y católicas. 

La celebración del día de todos los santos del 1 y la del día de los muertos del 2 de noviembre, fiestas religiosas continuas, generaron la superstición de que quienes habían abandonado el mundo volvían a estar entre los vivos durante estas fechas. 

Entre los rezagos de estas celebraciones se creía que los ángeles, las figuras celestiales más populares, bajaban del cielo en la noche del 31, pedían dulces durante su corto tránsito y rezaban por las almas en pena, por los santos y por los difuntos de las familias que accedían a su llamado.   

Emulando la figura que bajaba del cielo, niños y niñas, las criaturas más nobles e inocentes de la tierra, recordaban la visita de los ángeles en la denominada "Corrida de Ángeles" que en municipios nariñenses como Gualmatán, Pupiales y Sandoná se recuerda como una tradicional fiesta que desapareció con el tiempo. 

DULCES QUEREMOS

Habas tostadas, maíz tostado, abejones, tortillas hechas en callana, alfajores.El menú de la corrida de ángeles es variado, delicioso, nutritivo y absolutamente tradicional. Cerca de tres semanas dura el proceso de preparación de los cerca de 3.000 paquetes de dulces tradicionales que entrega la Institución Educativa San José, tanto a sus alumnos y familias, como a todos los infantes que se suman a la Corrida de Ángeles de cada año. 

Ricardo que sigue con su megáfono al hombro grita en cada cuadra "Ángeles somos, del cielo bajamos y dulces queremos. ¿Hay por quién rezar?. Sus estudiantes lo siguen a cada paso. Los que más gritan le arrebatan el megáfono y pegan su boca al amplificador para hacer escuchar su infantil voz implorando dulces. 

A lo largo del sendero que recorren los más de 500 alumnos del San José en compañía de funcionarios públicos, empleados del Centro de Salud y algunos particulares, se disponen puntos de encuentro como estaciones de peregrinación. Los altares que algunos pobladores levantan en la acera de su casa o de su negocio familiar se erigen para que allí se haga una oración especial. 

A cambio de las oraciones hechas por estos "ángeles" que habitan la tierra, niños y niñas disponen de sus canastas para que en ellas se depositen los dulces comerciales y los dulces tradicionales. 

El maíz es el alimento esencial para la preparación de cada uno de los manjares que evocan la memoria ancestral y las huellas de una gastronomía que sigue vive en las cocinas de los mayores. La dulzura la impregna la panela y las recetas se conservan como un patrimonio que también debe defenderse.

¿HAY POR QUIÉN REZAR?

Los ángeles llegan a tocar la puerta, luego de cantar preguntan ¿hay por quién rezar?. Si en la casa donde han decidido tocar se contesta afirmativamente, la persona nombra al difunto, a sus familiares o amigos por quienes considera se debe elevar la oración que permita que las almas se eleven hasta la santidad prometida por Jesucristo en el nombre de Dios. 

Un PadreNuestro, un AveMaría o la oración al Ángel de la Guarda se rezan con devoción. Niños y niñas se arrodillan ante los altares y a todo pulmón manifiestan su fe representando el papel de los ángeles que han llegado del cielo para ayudar a purgar las penas de las almas que esperan gozar de la compañía divina. 

La fiesta de clara manifestación religiosa se acopla a la fe instaurada por tradición en la mayoría de los municipios nariñenses. Quienes han rescatado la fiesta consideran que esta es mejor manera de exorcizar las fiestas foráneas que están cargadas de simbologías de terror, muerte y oscurantismo. 

Las expresiones artísticas también tienen un lugar ya reservado en la agenda de la celebración. Danzas, representaciones, música, cantos, bailes se toman las calles y el patio principal de la Institución Educativa que recibe a sus estudiantes y a la comunidad de Gualmatán para celebrar, a su manera, el 31 de octubre.

"Así fortalecemos los valores en nuestros niños y niñas quienes con su inocencia, vestidos de ángeles y manifestando su fe, al menos aquí en Gualmatán ya no celebran Halloween" comenta Ricardo, ya cansado por una jornada exigente desde su organización logística. Como en toda celebración desde este momento comienza ya la planeación para la "Corrida de Ángeles" de 2017.

"Ángeles somos, del cielo bajamos y dulces queremos ¿hay por quién rezar?