Érase una vez, un país al revés

El proceso independentista en Cataluña: sucesos y consecuencias 

Hace no mucho tiempo, allá por el año 2017... en una región entre Portugal y Francia se hallaba un país llamado  España. El país estaba dirigido por el gobierno español, a cuya cabeza estaba situado un caballero llamado Mariano Rajoy. Pero a su vez, la nación estaba dividida en pequeños distritos autónomos con su propia regencia. Todas esas localidades vivían en paz y armonía, con pequeños conflictos en algunas zonas, hasta que llegó un día en que la armonía de esa patria se quebró definitivamente. Uno de los dirigentes de los distritos decidió que su región debía independizarse. Ese distrito se denominaba Cataluña, y su gobernador se hacía llamar Carles Puigdemont.  

Pero como ya se ha mencionado anteriormente, antes ya existían conflictos en el país relacionados con este tema. Conflictos que comenzaron en el año 2012: el proceso separatista. 
El caballero Puigdemont convocó un referéndum, que el Tribunal Constitucional del país no tardó en rechazar, pero eso no supuso un obstáculo en su lucha por una Cataluña independiente. Este proceso separatista creó división tanto en el país como en el propio distrito, así como en la policía de Cataluña, a la que le encomendó la Fiscalía requisar e impedir todo lo relacionado con dicho referéndum, convocado el 1 de octubre de ese año. Tanto urnas, como colegios electorales no eran permitidos, por lo que se le encomendó a los Mossos d´Esquadra (la policía de Cataluña) que fuesen los encargados de propiciar la paz e impedir ese evento. Pero surgió un problema: el máximo representante de los Mossos, José Lluís Trapero, no asistió a esa reunión de coordinación de la acción policial, y mandó a un representante en su nombre. Esta sería una de las primeras acciones que más tarde ocasionarían problemas a este mosso, pero no adelantemos hechos. 



Puigdemont, a pesar de la negativa del Tribunal Constitucional y los intentos de la Fiscalía y la policía por impedir el evento, estableció un método de votación para que todos aquellos ciudadanos que quisiesen votar pudiesen hacerlo. 



Finalmente llegó el 1 de octubre de 2017, y todos los catalanes a favor de la independencia fueron a votar a sus respectivos colegios electorales, o no tan respectivos...Ocasionándose grandes revueltas, disputas entre civiles y la policía, golpes y heridos...Una contienda en toda regla que agrandó aún más la grieta ya existente entre ciudadanos en España. En este día, se descubrió que tanto los Mossos d´Esquadra como su jefe (major) Jose Lluís Trapero, desobedecieron las órdenes de la Fiscalía de impedir toda actividad relacionada con el 1-O. Por esto se acusó a Trapero de delitos de sedición, rebelión y traición, y comenzó el proceso de su juicio. 


Tras la celebración de este conflictivo y ambiguo referéndum, Rajoy mostró su desaprobación, el rey de España declaró que había vulnerado las normas de la democracia y el país, y pese a todo, Puigdemont estaba dispuesto a aplicar los resultados obtenidos. 





Tras estos sucesos, discursos y conflictos políticos, muchas empresas situadas en Cataluña, viendo el riesgo que podía suponer la independencia de esta región, abandonaron el distrito, en busca de tierras más pacíficas donde sus negocios prosperasen. 

Los desacuerdos continuaban en Cataluña, y por ello el 3 de octubre se organizó una huelga general, que ocasionó muchas críticas, debido a que los colegios "presionaban" a los niños ir a la huelga al no proporcionar los servicios mínimos que estaban obligados a ofrecer. 

Otro hito importante en este proceso político y jurídico fue el 10 de octubre, día en el que Puigdemont declaró la independencia en el Parlament, para cinco segundos después suspenderla para "dialogar" con los demás partidos y llegar a un acuerdo. 

  

En ese mismo discurso en el que se declaró la no independencia, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, hizo alusión a la "vía eslovena" en su discurso ante la cámara de representantes para lograr su objetivo. En ese momento la gran mayoría de los allí presentes, y casi todo el conjunto de la ciudadanía que estaba pendiente de sus palabras, no tenía muy claro a que se refería con eso de la vía eslovena. Días después se encargaron diferentes medios de aclarárnoslo. 


Después de este "sí, pero no soy independiente" por parte del señor Puigdemont, la inestabilidad política se adueñó de Cataluña y la sombra de la aplicación del temido artículo 155 de la Constitución española para los independentistas se hacía más grande. Mucho hablaron sobre él desde Madrid y Barcelona; pero ambos discursos ambiguos tenían a la población desconcertada. 

Tras esos días, el 26 de octubre fue un día muy movido. Por la mañana se filtró un rumor de la posibilidad de que Puigdemont convocase elecciones anticipadas en Cataluña y declinase la opción de aplicar la DUI. Esto provocó la dimisión de algunos de los parlamentarios de su partido. 


Pero con el transcurso de las horas y pasado el medio día, se citó a la los medios en el Palacio de la Generalitat para una comparecencia del President estipulada en un primer momento a las 14:45, pero que se pospuso sin razón aparente a las 17:00. Todos esperaban la disolución del Parlament y la convocatoria de elecciones, pero no fue así. Carles se sacó de la manga una nueva carta y aseguró que "no había garantías democráticas para celebrar elecciones"


Tan poco que no había garantías democráticas para convocar elecciones que el mismo día en el que el President proclamó la independencia, Mariano Rajoy aplicó el temido 155. Cesó así a Puigdemont y para más inri proclamó elecciones en Cataluña para el día 21 de diciembre, con todas las garantías democráticas que no se tuvieron el día 1 de octubre. 

Pero la historia de Puigdemont y su gobierno no quedó en Cataluña. El despropósito del ex-President llegó hasta los extremos más insospechados. Días después, la valentía del que se presumía como héroe independentista tocó techo cuando los medios de comunicación descubrieron que él y parte de su ejecutiva habían volado a Bélgica en una clara acción de huida ante las represalias judiciales que les esperaban por parte de la fiscalia.

Así fue como el cabecilla del golpe de Estado huyó al país belga dejando en la estocada a su vicepresidente, Oriol Junqueras, y al resto del ejecutivo catalán. Tal fue el despropósito que los que terminaron dando con sus huesos en la cárcel fueron los que quedaron en territorio Español,(Junqueras, Vila y demás consellers) mientras que Carles se dedica a dar conferencias de prensa en Bruselas dejando al Estado español como un Estado fascista y absolutista en el que no se respetan los derechos humanos. 



Con el PdeCat, la antigua CIU, huidos por Europa y una ERC con su líder entre rejas, la campaña del 21-D se presenta de lo más disputada (y entretenida para los medios) entre los partidos que abogan por respetar la Constitución española y los que pretenden romper con España. 





Y colorín colorado, el desenlace abierto de esta historia... ha llegado.