Ser trabajadora del hogar 
en Bolivia

Un empleo precario que comienza a temprana edad

"¿Ha mejorado la situación de la trabajadora del hogar en Bolivia?", le lanzamos la pregunta a tres de ellas,  que actualmente representan al sector como dirigentes o activistas pero sin dejar de lado el oficio, y a un experto en temas laborales. Con algunos matices la respuesta es casi idéntica: "No. La situación está lejos de mejorar". Las cifras les dan la razón: en la actualidad solo 3 de cada 100 trabajadoras del hogar (TAH) tienen seguro de salud y hacen aportes para la jubilación y solo 5 de cada 100 ganan lo suficiente para completar la canasta familiar básica, es decir le pagan lo necesario para alimentar de buena manera a su familia.

Según datos del último Censo Nacional de Población y Vivienda, realizado en 2012 por el Instituto Nacional de Estadística (INE) 71.788 personas en Bolivia tienen como actividad laboral el trabajo en el hogar. De ese total, 69.704 son mujeres y 2.084, hombres.  Casi el 2% de la Población Económicamente Activa (PEA) se dedica a esta actividad en el país.

Más leyes que cumplimiento

En el papel, las trabajadoras del hogar están totalmente protegidas. En 2003, el presidente Gónzalo Sánchez de Lozada promulgó la Ley 2450, aún vigente, que establece todos sus derechos, entre ellos las vacaciones y el seguro de salud. (Puede leer la ley completa AQUÍ)

La Federación Nacional de Trabajadoras del Hogar de Bolivia (Fentrahob), observa que hasta la fecha no exista un decreto que reglamente estos aspectos, especialmente el referido a la salud. "En el caso del seguro es casi urgente. Las leyes están avanzando muy lentamente", afirma Antonia Cuno, que trabaja en esta organización sindical que agrupa a las trabajadoras. 

Cuno además observa que no se haya incluido a las trabajadoras del hogar en la Ley General del Trabajo, una norma que señala que las mujeres solo deben trabajar 40 horas semanales. 

Sin jubilación, sin salud

En Fenhatrob no hay reporte de trabajadoras que gocen de una jubilación. "Hay compañeras que trabajaron 50 años y jamás han hecho aportes, entonces cuando se retiran se quedan en la calle. Otras con más de 60 años prefieren seguir trabajando", cuenta Cuno. 

Según datos del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla) solo el 3% de las trabajadoras del hogar aportan para tener una jubilación, el mismo porcentaje que tiene un seguro de salud. "Se trata de un empleo precario que no tiene los derechos laborales protegidos. Es un empleo inestable con ingresos bajos", señala Bruno Rojas, investigador del Cedla. 

Convenio de la OIT

Además de la Ley 2045, Bolivia reconoció en 2012 el 'Convenio sobre el Trabajo decente para las Trabajadoras y los Trabajadores Domésticos', de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que entre otros aspectos señala el derecho que tiene la trabajadora del hogar a firmar un contrato escrito al momento de iniciar una relación laboral. (Puede leer el convenio completo AQUÍ)

Según datos del estudio 'El estado de situación del trabajo asalariado del hogar en Bolivia' realizado el año 2007 por la Fundación Solón, menos del 1% de las personas que trabajan en este sector habían formalizado su relación contractual. En este aspecto la situación no mejoró en casi diez años, según el análisis de Bruno Rojas, del Cedla. 

"No hay pago por horas extras, no hay descanso semanal, no hay bonos. La situación no ha mejorado, hay cambios que son mínimos. Si bien ahora hay un conocimiento más extendido y amplio de los empleadores esto no ha contribuido mucho", señala.

Para Yolanda Mamani, que conduce un programa en radio Deseo de La Paz, dedicado a las trabajadoras del hogar, "el contrato laboral no ha servido para garantizar seguro social, ni 8 horas de trabajo, ni el doble aguinaldo, ni el despido injustificado".

"Unos 50 contratos exagerando estarán certificados en el Ministerio de Trabajo", señala, en base a su experiencia recorriendo ese despacho gubernamental. 

Un trabajo que comienza a corta edad

Según señala un estudio de Fenatrahob, divulgados por el INE en 2015, el 49% de las mujeres comenzó a trabajar desde los 5 a 15 años de edad, un 44% lo hizo entre los 16 y 25 años.  Asimismo, 7% inició su vida laboral a partir de los 26 años. Esto significa que 9 de cada 10 iniciaron su oficio cuando eran menores de edad y se quedaron con este empleo gran parte de su vida. 

Antonia Cuno señala que conocen casos de niñas que comienzan a trabajar a los 9, mientras que Yolanda Molina dice que es a partir de los 13 años que comienza regularmente el trabajo de las mujeres. Las menores de edad se convierten además en blanco de explotación laboral. 

"Ganan salarios por debajo del mínimo, muchas de las menores de edad prácticamente son rescatadas de la explotación", cuenta Molina, que se queja de la falta de inspecciones en domicilios para constatar que no hay trabajo infantil que esté fuera de norma.

Muchas de las menores de edad escapan desde las áreas rurales y llegan a trabajar a la ciudad sin conocer sus derechos, por lo que aceptan salarios y condiciones por debajo de lo permitido, según relata Molina, activista y trabajadora del hogar. 

Una cuestión de derechos

Angélica Velazquez, dirigenta de las trabajadoras del hogar en Santa Cruz, asegura que la situación si bien ha mejorado "es complicada aún" para la mayoría, que debe enfrentar sueldos bajos y largas horas de trabajo. 

"Para mí como trabajadora del hogar es una discriminación que muchas trabajadoras tengan que dormir como un bulto. El derecho a la vivienda digna también es parte de nuestros derechos", afirma.

Según datos del CEDLA, el 95% de las trabajadoras del hogar gana menos de lo que se necesita para comprar la canasta básica normativa alimentaria, calculada para el año 2015 en 2.331 bolivianos. 

"Para la Organización Internacional del Trabajo se trata de un trabajo informal, en el sentido que no tienen protección laboral. Los otros derechos laborales no son ejercidos", señala el investigador del Cedla, Bruno Rojas. 

"Modalidades perversas"

Molina, de radio Deseo, y Rojas del Cedla, cuentan que muchos empleadores optan por elegir formas de trabajo que les permiten burlar la normativa y sus obligaciones de pago. Por ejemplo, se contrata a alguien por medio tiempo y su trabajo en realidad es de horario continuo, de 8 a 4 de la tarde, lo que debería pagarse como una jornada completa. 

"Se impone entonces modalidades perversas, no hay pago por horas extras, no ha descanso semanal ni bonos", señala Rojas.

Molina recuerda que el año pasado muchas empleadas perdieron su trabajo cuando reclamaron el doble aguinaldo, que era una obligación para los empleadores. 

Feriado laboral

La Ley 181 de octubre de 2011 declaró el 30 de marzo como el "Día Nacional de la Trabajadora y el Trabajador Asalariado del Hogar", jornada de descanso con goce de haberes para aquellos que trabajan en este sector. 

Autor:  Christopher André- candre@eldeber.com.bo

Fotos:   Fenatrahob y Archivo