EL SILALA: GUÍA PARA ENTENDER EL CONFLICTO

Christopher André/ candre@eldeber.com.bo

El lunes 6 de junio de 2016 se escribió un nuevo capítulo en la complicada relación entre Bolivia y Chile tras la decisión del Gobierno de Michelle Bachelet de demandar al Estado ante la Corte Internacional de Justicia para que esta instancia reconozca al Silala como un río internacional.

Para entender este conflicto es importante conocer las dimensiones históricas en torno al aprovechamiento de estas aguas, que surgen de las entrañas del territorio boliviano y fueron encausadas artificialmente hace más de un siglo hacia Chile.

¿Dónde se encuentran?

Las aguas del Silala nacen en la alta Cordillera de Bolivia a más de 4.000 metros de altura, en el cantón de Quetena, provincia Sud Lípez del departamento de Potosí, a unos 4,5 kilómetros al este de la frontera con Chile.

Para llegar al Silala se debe atravesar la Reserva de Fauna Andina Eduardo Avaroa.

La tesis boliviana

Bolivia considera a las aguas del Silala como manantiales o vertientes que afloran naturalmente a la superficie y que por obras de canalización hechas a principio del siglo pasado por empresas chilenas llegan hasta territorio extranjero. 

El autor boliviano, Rodrigo Fernández señala: "Por los diversos estudios e investigaciones realizados por especialistas en el campo, se puede concluir que las aguas del Silala son manantiales y que, por consiguiente, no configuran, en sentido estricto, un río. Si bien estas aguas discurren de un lugar a otro, no lo hacen de manera natural, pues ha sido necesario construir diversas obras para su recolección y transporte"

La tesis chilena

Chile, por su parte, considera al Silala como "río internacional transfronterizo". El autor chileno Julio Von Chrismar, afirma que el Silala "nace en una o varias vertientes o manantiales y fluye por un cauce fluvial, en forma natural, obedeciendo a la gravedad, aunque esté parcialmente canalizado y en algunas partes, embalsado".

LA CONCESIÓN DE 1908

En 1908 la Prefectura de Potosí entregó la concesión del uso de aguas del Silala a la empresa The Antofagasta and Bolivia Railway Company Limited, con el propósito de asegurar su abastecimiento para el funcionamiento del ferrocarril en el tramo entre Antofagasta y Oruro. Para ello se construyeron canales artificiales que desviaron el curso del afluente.

A mediados del siglo XX las locomotoras de vapor dejaron de transitar y dieron paso a las locomotras a diesel que no utilizaban agua, pero el aprovechamiento del Silala no se frenó.

Según relata el historiador Castulo Martínez, tras el reemplazo de las locomotoras, la empresa anglo-chilena usó el agua para venderla a consumidores chilenos de ciudades aledañas.

"Obviamente esto no estaba previsto en la concesión original. Por consiguiente, el contrato de concesión de 1908 a favor de esta empresa debió quedar sin efecto. Pero una vez más la inteligencia de la geopolítica de mi país se movió para anticiparse a los hechos y contando con el silencio cómplice de las autoridades bolivianas, comenzó el robo indiscriminados de las aguas", señaló en una entrevista con el semanario Hora 25 en 1999.

Fin de la concesión

Durante el Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, la Prefectura del Departamento de Potosí, mediante Resolución Nº 71/97 del 14 de mayo de 1997, decretó la revocatoria y anulación de la Concesión de las aguas del Silala, al establecer "que ya no existían las motivaciones condicionantes reales como normativas que dieron lugar a la concesión, por lo que no se justifica mantener subsistente la concesión de las aguas que forman las vertientes del Silala".

A partir de esta fecha las autoridades bolivianas ven la necesidad de aprovechar las aguas o en todo caso cobrar por su utilización a las empresas mineras chilenas, que eran las que se aprovechaban de este recurso hídrico.

En 1999, bajo la presidencia de Hugo Banzer Suárez, se ordena a la entonces Superintendencia de Aguas "proceder a la licitación pública nacional, para otorgar la concesión del uso y aprovechamiento de las aguas manantiales del Silala", convocatoria en la que solo podían participar empresas bolivianas.

La empresa DUCTEC S.R.L. logra adjudicarse en 2000 el derecho al aprovechamiento de las aguas por 40 años, pero no logra que se le pague ni un centavo cuando hace el cobro por el uso de esta fuente a la empresa de Ferrocarriles Antofagasta y a las mineras del norte chileno. La concesión es revocada en el año 2003. 

Entre 1997 y 2005 son infructuosas las negociaciones para que Chile reconozca la deuda histórica y pague por el uso de las aguas del Silala, insistiendo que se trata de un río de curso internacional. Hasta que en 2006 se llega a un acuerdo, que también terminaría por naufragar.

El punto 7 de la Agenda de 13 puntos

Bolivia y Chile establecen en 2006 una agenda de 13 puntos que incluye de manera histórica un diálogo sobre el uso de las aguas del Silala.  

En julio de 2009, la comisión binacional que trataba este punto comunica que existe un preacuerdo que partía de la base de que el curso de agua debía ser de beneficio compartido. En esa ocasión el vicecanciller chileno, Alberto Van Klaveren, dijo el conflicto del Silala "se trata de aguas que ambos países estamos compartiendo y que parece absolutamente lógico que ambos países también pueden beneficiarse".

El acuerdo señalaba que cada país podía hacer uso libremente del 50% de las aguas y que deberá pagar en caso que quisiera utilizar más allá de esa cuota, costo que se cobraría a partir de la firma del acuerdo final y no era retroactivo.

La deuda histórica

El borrador del acuerdo fue rechazado de inmediato por organizaciones cívicas y populares de Potosí, ya que no incluía el pago de la "deuda histórica", es decir la obligación que se debía imponer a Chile para que cancele por el uso indiscriminado de las aguas del Silala desde inicios del siglo XX.

En octubre de 2010 el documento final debía ser firmado. La delegación de Bolivia planteó incluir en el preacuerdo, alcanzado un año antes entre ambos países, un apartado para "definir el monto y la forma de erogación por parte de la República de Chile respecto del uso pasado de las aguas del Silala". 

La comisión chilena expresó su "disconformidad" con esta propuesta y "no se mostró dispuesta" a firmar el acta de la reunión, con el argumento de que "carece de la autorización por parte de sus autoridades superiores, respecto a los planteamientos bolivianos".

Poco después, la Agenda de los 13 puntos quedaría desactivada y nunca más se volvería a entablar una negociación respecto al Silala.

¿Cómo llega el agua del Silala
 a Chile?

Según el investigador chileno Cástulo Martínez la aguas de las vertientes del manantial del Silala se canalizan de la siguiente forma: 94 vertientes de agua que son colectadas por medio de canaletas construidas de cal y piedra que vacían el agua a un canal central, que haciendo un recorrido de 2.500 metros, se reúne con otro canal similar que lleva las aguas de otras vertientes que se hallan próximas a la frontera dentro del territorio boliviano.

Los dos canales provenientes de ambas zonas de las vertientes se reúnen formando un caudal de consideración que se conecta a una Caja de Agua llamada la Primera Toma, la cual está ubicada en la quebrada del cerrito Silala, a 600 metros de la línea fronteriza. De esta Primera Toma sale una cañería central de 12 pulgadas que cruza la frontera y se interna 10 kilómetros en territorio chileno.

El canal que alimenta este reservorio tiene una profundidad de 1.30 metros y un ancho de 1.20 metros con capacidad de transportar más de 500 litros por segundo, equivalente a 43 metros cúbicos diarios, según datos del ingeniero Antonio Bazoberry, uno de los mayores expertos bolivianos en el tema y autor del libro 'El mito del Silala'.

Solo de uso de mineras

En marzo de 2016, EL DEBER visitó las aguas del Silala, y comprobó que su aprovechamiento es de casi exclusividad de las mineras chilenas. De las 26 personas bolivianas que radican en el lugar, 21 son militares, que se instalaron en el cuartel de la zona con el motivo de vigilar el lugar. Un proyecto de criadero de truchas, impulsado en 2011 y otro de embotellamiento de agua, no tuvo éxito.

En este video puede ver esta visita: 

Demanda y contrademanda

En marzo de 2016 el presidente Evo Morales anunció que Bolivia tomaría el camino de los tribunales internacionales para hacer valer sus derechos sobre las aguas que nacen en el sudoeste potosino, dos meses después creó el Consejo de Defensa de los Manantiales del Silala, entidad que debía ser la encargada de evaluar qué acciones se debían tomar para defender este recurso.

Pero el Gobierno chileno decidió adelantarse y el 6 de junio presentó ante la Corte Internacional de Justicia una demanda para que esta instancia determine si "el río Silala es un río internacional y por lo tanto Chile tiene derechos sobre las aguas de este curso de agua".

1. Chile le pide a la Corte que decida que el río Silala es un curso de agua internacional, cuyo uso se encuentra regido por el derecho internacional.

2. Chile tiene derecho a un uso equitativo y razonable de las aguas del río Silala en conformidad al derecho internacional.

3. Que bajo el estándar de uso equitativo y razonable Chile tiene derecho al uso que actualmente hace de las aguas del río Silala.

4. Que Bolivia tiene la obligación de tomar todas las medidas adecuadas para prevenir y controlar la contaminación y otras formas de daño a Chile, resultante de sus actividades en las cercanías del río Silala.

5. Que Bolivia tiene la obligación de cooperar con Chile y notificarle oportunamente de medidas que haya planificado y que pueda tener un efecto adverso en los recursos hídricos compartidos, de intercambiar antecedentes e información y de conducir cuando sea apropiado unestudio de impacto ambiental, para permitir a Chile evaluar los posibles efectos de estas medidas".

Los argumentos bolivianos

Bolivia, por su parte, señala que estos son los puntos que la dan la razón:

1. El contrato de concesión de 1908 sobre el uso de las aguas del Silala, que es un reconocimiento implícito de la propiedad boliviana sobre este recurso y que Chile pedía permiso para usarlo.

2. El desvío artificial de las aguas del Silala, que se logró a través de la construcción de canales artificiales por Chile a inicios del siglo XX.

3. Que estas aguas no forman parte de un sistema hidrológico compartido, por tanto su derecho de uso es exclusivo de Bolivia, y a pesar de ello Chile ha explotado estos recursos hídricos sin reconocer hasta la fecha su deuda histórica.

4. Finalmente Bolivia invoca la Carta de 1974 de la Organización de Naciones Unidas, que señala que "todo Estado ejerce libremente soberanía plena sobre el uso, disposición y riqueza de los recursos naturales"

FOTOS:  AFKA, ARCHIVO EL DEBER