Laboratorios farmacéuticos mundiales: muertes, estafas y negocios millonarios

Pfizer (EEUU) 

En 1996, el laboratorio necesitaba experimentar con niños un antibiótico llamado "Trovan". Para entonces, en Nigeria se había expandido una epidemia de meningitis. En la prueba murieron, al menos, 11 niños y otros sufrieron consecuencias graves como ceguera, parálisis o daño cerebral.

GlaxoSmithKline (Inglaterra) 

En 2012, se declaró culpable del fraude más grande a la salud que ha enfrentado la población estadounidense y aceptó pagar 3.000 millones de dólares por violaciones de la ley en el etiquetado, marketing y divulgación de efectos adversos y precios de ciertos medicamentos.

Sanofi-Aventis (Francia) 

2012. Al menos tres importantes ejecutivos de este consorcio farmacéutico estadounidenses fueron acusados por falsear cláusulas del seguro nacional de salud para generar ganancias ilícitas por más de un millón de dólares.

AstraZeneca (Inglaterra-Suiza) 

2010. La empresa, que obtuvo US 4,900 millones por la comercialización ilegal de su medicamento Seroquel, enfrentó más de 25.000 demandas civiles por utilizar a pacientes como "conejillos de Indias" en una prueba no supervisada. Pagó 520 millones de dólares.

Merck (Alemania) 

2014. Una investigación realizada por el médico Bernard Dalbergue narra la manera de funcionar del laboratorio Merck. Autor conoció de prácticas inquietantes sobre ensayos clínicos; reacciones adversas a los medicamentos sesgadas y no comunicadas a las autoridades; expertos sanitarios comprados y que actuaron de manera "fantasma", etc.

Novartis (Suiza) 

2014. El gigante farmacéutico, ya sacudido en Japón por varios asuntos de falsificación de datos, reveló que no informó al ministerio de Salud nipón sobre 2.579 casos de efectos secundarios graves, uno de ellos mortal, vinculados a medicamentos anticancerosos.

Johnson & Johnson (EEUU) 

En 2013, admitió: "Nuestros productos para bebés contienen formaldehído que causan cáncer". Esta sustancia estuvo presente en jabones y champús. Estuvo “oculto” en estos productos; con nombres de ingredientes como “hidantoína DMDM”, y “1,4 dioxano”.

Roche (Suiza) 

2014. Se puso en cuestión la utilidad del antiviral oseltamivir, conocido bajo su nombre comercial de Tamiflu. Aún cuando esta conocida clase de medicamentos antivirales no tenía ningún éxito debido a su eficacia muy limitada, Roche lograba un golpe de "marketing" de 11,5 millones de euros, vendiendo enormes cantidades de su producto  con el pretexto de prevenir una amenaza de pandemia de A H1 N1.

Eli Lilly (EEUU) 

2015. Recibió una demanda en Argentina por tratar con el fármaco Zyprexa a una persona que con posterioridad desarrolló diabetes. Lo más grave es que Eli Lilly estaba afrontando juicios millonarios por los daños que causaba el medicamento y por fraude, cuando inició ese "experimento" con 500 pacientes argentinos que fueron derivados por sus médicos.