Según un informe del Centro de Investigaciones Participativas en Políticas Económicas y Sociales, en Argentina el 46% de los chicos de entre 0 y 17 años del país viven debajo del umbral de la pobreza. La droga termina siendo una de las mejores formas de escapar de aquella dura situación. Las villas siguen siendo los principales lugares de pobreza y donde la mayoría de los niños pasean sin rumbo fijo, esperando encontrar una salida rápida a sus problemas, principalmente familiares, donde la falta de cariño es evidente. La propuesta de un cambio positivo viene de la mano de jóvenes con un espíritu solidario y ganas de trabajar en la inclusión y acompañamiento de los más desprotegidos.
Los niños ya no saben dónde estar. Hay quienes deciden salir de sus casas a raíz de los maltratos familiares, otros que desean ayudar económicamente al hogar realizando trabajos en las calles y exponiéndose a maltratos y discriminación. Otros quienes, en compañía de sus padres, son obligados a pedir monedas fuera de los autoservicios o bancos. Sin dudas, la realidad a la que se enfrentan día a día es difícil, aún más pensando en los que no poseen un hogar y deben dormir en el suelo frío y duro, procurando pasar el frío con unas pocas prendas y alguna que otra manta. ¿HAY ALGUNA ALTERNATIVA PARA ELLOS?
LOS "NIÑOS DE LA CALLE"
El Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) fue modificando a lo largo del tiempo la manera de referirse a los niños y adolescentes en situaciones de riesgo conforme evolucionaba la visión sobre ellos. Así, a fines de 1980 utilizó la expresión «niños de la calle» (street children). Los consideraban como aquellos que: 1. viven en la ciudad; 2. en caso de tener relaciones familiares, estas son débiles; 3. desarrollan estrategias de supervivencia; 4. se desenvuelven en la calle como su hábitat principal, sitio que reemplaza a la familia como instancia de sociabilización; y 5. están expuestos a riesgos específicos importantes.
LOS "NIÑOS EN SITUACIÓN DE CALLE"
La Agencia Nacional por los Derechos de la Infancia (ANDI) del gobierno de Brasil define "chicos en situación de calle" como una “expresión que se utiliza para llamar a los niños, niñas y jóvenes que pasan sus días en las calles. (…) La mayoría de ellos tienen un hogar, una dirección y una referencia, es decir, no «pertenecen» a la calle sino a una sociedad que los excluye o les niega sus derechos. Muchas veces se utiliza la expresión «chicos de la calle» pero se recomienda no usarla porque profundiza la discriminación que ya existe sobre estos chicos e induce a pensar que «ser de la calle» es una condición «natural inmodificable», casi como ser alto o bajo, en lugar de ser advertida como una condición que puede y debe ser modificada.”
El psicólogo uruguayo Ariel Gustavo Forselledo, ex coordinador del Programa de Protección Integral de los Derechos del Niño, del Instituto Interamericano del Niño, la Niña y Adolescentes, sostiene que los niños, niñas y adolescentes en situación de calle son «aquellos menores de 18 años que tienen vínculos familiares débiles o inexistentes, que hacen de la calle su hábitat principal y desarrollan en ella estrategias de supervivencia, hecho que los expone a distintos tipos de riesgos». Generalmente estos niños poseen familia y la frecuentan habitualmente, siendo pocos los que hacen de la calle su hábitat sin ningún tipo de contacto con sus grupos familiares. Se trata de un fenómeno urbano, acentuado en las grandes ciudades. En su mayoría provienen de familias en situación de pobreza o indigencia, con lazos afectivos frágiles. Presentan altos niveles de violencia y baja o nula atención afectiva, y en general han interrumpido la escolaridad. Se encuentran expuestos a malos tratos, abusos y a una baja expectativa de vida a causa de los riesgos a los que se encuentran expuestos a diario (Méndez, 2005: 82-83).
Generalmente los niños que habitan o trabajan en la calle provienen de familias marginales, de bajos ingresos, con situaciones habitacionales de hacinamiento, entre otras características (Bulgach, Flores: 2011). Respecto a la situación de salud de los ni- ños, esta es peor en los casos de mayor permanencia en la calle, presentándose cuadros de déficit alimentario, condiciones precarias de higiene, demanda tardía de asistencia médica, intoxicaciones, accidentes, heridas cortantes, traumatismos, afecciones derivadas de enfermedades de transmisión sexual, etc. (Pasamonik, 2009: 257-266). Todo lo planteado configura una situación en la cual el rasgo distintivo es la vulnerabilidad.
UNIDOS POR UN CAMBIO
A raíz de esta problemática social tan preocupante, miles de jóvenes solidarios en Argentina se movilizan para ayudar, creando centros de acompañamiento, comedores, espacios de alfabetización, y también recibiendo donaciones y repartiéndolas en barrios más carenciados. Se interesan principalmente por la salud, educación y el refugio en algunos casos, ya que la mayoría de los niños no tienen una residencia fija.
CON GANAS DE "DAR UNA MANO"
En Salta, existe un grupo llamado "Granitos de Arena". Está integrado por jóvenes de 16 y 17 años, son alumnos de la escuela “Armada Argentina” de Salta, y al observar las carencias que existían en la localidad donde viven, se pusieron manos a la obra y pidieron la colaboración de la comunidad con donaciones de vestimenta, especialmente de abrigo para niños, jóvenes y adultos y ropa de cama en buen estado. Sugieren camperas, buzos, pulóveres, bufandas, guantes, frazadas y mantas. Las donaciones se reciben en el mismo colegio o en la Comisaría 21 de la misma localidad.
Realizan actividades para fomentar la inclusión y la participación de los niños más carenciados, permitiendo que los jóvenes organizadores y quienes acompañen puedan interactuar con aquellos que viven situaciones más duras y les brinden espacios para que puedan sentirse más acogidos.
"AYUDANOS A AYUDAR"
Con el proyecto "Ayudanos a ayudar", Jorge Luján, Paola Sández y Valentina Ruiz, jóvenes de Santiago del Estero toman la iniciativa para comenzar a desarrollar actividades deportivas, en la que niños y adolescentes del barrio pudieran tener su espacio de recreación y vivir sanamente, con el propósito de evitar que caigan en los flagelos de la drogadicción o el alcoholismo.
"El objetivo es prevenir sobre las adicciones, a través del deporte. Para comenzar lo haremos en mi casa, pero con el tiempo queremos realizar un centro recreativo. En el barrio hay una cancha, estamos averiguando si tiene dueño para poder hacer ahí las actividades. Queremos inculcar a varones y mujeres realizar deportes como fútbol, hockey, entre otros", contó Jorge, impulsor de este proyecto.
UN ESPACIO SALESIANO
El Grupo Mallín, nacido en 1967 bajo la iniciativa del Padre Aldo Pérez en la localidad de Eugenio Bustos, busca brindar a los niños y jóvenes espacios de compartir en comunidad y también de reflexión personal, siguiendo el carisma salesiano impulsado por San Juan Bosco, el "Padre y Maestro de la juventud".
En Formosa capital, el grupo comenzó a funcionar en el año 1974, en la Parroquia María Auxiliadora. Actualmente, los participantes se reúnen los sábados a la tarde, y comparten momentos de juego, merienda y charla. Está pensado para acompañar desde los niños más pequeños (4-5 años) hasta a los padres de los chicos, y se organiza por “comunidades” en base a las edades.
Este centro cuenta con 3 asesores (dos jóvenes laicos y un cura, el Padre Marcelo Valsecchi) y con alrededor de 12 animadores. Asisten al grupo entre 60 y 80 personas, entre ellas niños, adolescentes, jóvenes y adultos.
El Padre Marcelo, en una entrevista que le realiz, hace referencia al problema social de los niños y jóvenes en situación de riesgo como una cuestión propia sociedad "utilitarista" que descarta todo aquello que no sirve, tal y como lo dice el Papa Francisco. Se refiere al descarte tanto de los pequeños como de los más ancianos, considerando que éstos generalmente no producen dinero ni riqueza y por lo tanto no sirven para la sociedad que es cada vez más materialista y solo tiene interés en aquello que represente mejores condiciones económicas y de poder. Es por eso que el objetivo principal del grupo es ser instrumento de Dios para el que sufre, acompañando todos los dolores, los llantos, las situaciones duras de vida propios de los más jóvenes de la sociedad, poniendo principal interés en los más necesitados.
