Estados Unidos, de Barack Obama 
a Donald Trump

La Casa Blanca, la residencia presidencial y sede del gobierno, pasará por cambios importantes con la llegada de Trump

Con sólo el 40% de imagen positiva, la jura de Donald Trump como presidente número 45 de este país suscita reacciones encontradas, fiel reflejo de la polarización con que arranca el próximo viernes su intrigante mandato.

Por lo pronto, ya se sabe que prestará el juramento de rigor en la que, posiblemente, sea la inauguración más corta, menos concurrida y con más balcones vacíos de los últimos años.

Muchos temen el carácter que realmente tenga lo que usualmente es una gran fiesta en la ciudad.

Trump, con el Congreso a favor 

El presidente electo de EEUU, Donald Trump, llegará el viernes a la Casa Blanca con un Congreso en manos de su partido, como le ocurrió a su predecesor, el todavía mandatario Barack Obama, quien, sin embargo, sufrió después el declive del control demócrata en el Capitolio. 

El magnate, que a lo largo de la campaña electoral no granjeó demasiados afectos en los pasillos del Legislativo, aterrizará en la mansión presidencial con un Congreso republicano, ya que, en contra de todo pronóstico, los conservadores lograron mantener su mayoría en el Senado en las elecciones legislativas del pasado noviembre.

Relaciones con el Kremlin

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha alabado al nuevo mandatario de EEUU. Y la admiración es mutua.

El presidente electo Trump dice que iniciará su gobierno confiando en Putin (y en la canciller alemana Angela Merkel), pero advierte que "puede que no dure mucho".

También dijo que mantendrá las sanciones estadounidenses a Rusia "al menos por un período de tiempo".

Pero sugirió en una entrevista que las sanciones internacionales podrían ser levantadas si se realizan "buenos acuerdos" con Rusia, incluyendo la reducción de armas nucleares.

Las relaciones entre Estados Unidos y Rusia se volvieron significativamente tensas en el curso del gobierno de Obama por temas como Ucrania, Siria y la piratería informática. Esta parece ser una relación bilateral donde la dinámica puede cambiar significativamente con el presidente Trump.

Políticas comerciales en la mira de Trump

Las políticas comerciales de Donald Trump pueden ser el cambio más grande en la forma en que Estados Unidos hace negocios con el resto del mundo en décadas.

Ha amenazado con deshacerse de una serie de acuerdos de libre comercio existentes, incluido el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLcan, NAFTA en inglés) entre Estados Unidos, Canadá y México, al que culpa de las pérdidas de empleo.

Incluso sugirió retirar a Estados Unidos de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Desde que ganó las elecciones, se ha enfocado en amenazar a las compañías, particularmente a los fabricantes de automóviles, con que pagará un arancel del 35% a los bienes fabricados en México.

El empuje detrás de su política comercial es crear empleos en EEUU, cerrar el déficit comercial y obtener "buenos acuerdos" para los estadounidenses.

Difícil relación con los medios

Obama no mantiene una mala relación con la prensa y tolera su cambiante atención. Pero Trump tiene una relación de amor y odio con la prensa, a la que corteja con frecuencia pero también critica por considerar que tiene prejuicios contra él.

Las críticas de Trump a la prensa han sido adoptadas con entusiasmo por sus seguidores, para quienes los "medios dominantes" son poco más que el brazo activo de la "élite" progresista.

El equipo de Trump ha adelantado que difícilmente el tono del magnate con la prensa cambiará con él en el Salón Oval, y que en cualquier escenario de cambio nada será igual para la prensa. Sus asistentes incluso sugirieron que las conferencias de prensa diarias del portavoz podrían ser una cosa del pasado, y hasta que el cuerpo de periodistas podrá ser desalojado de las oficinas que ocupan actualmente.

¿El final de la política "una sola China"?

Una llamada telefónica entre el Trump y la presidenta de Taiwán Tsai Ing-wen a principios de diciembre rompió las cuatro décadas del protocolo entre Estados Unidos y China. 

Pekín considera a Taiwán como una provincia, y negarle los derechos de un Estado independiente es una de las prioridades clave de la política exterior china, algo que Estados Unidos ha reconocido con su política de "una sola China"

Recientemente el presidente electo dijo que "todo está bajo negociación, incluyendo una sola China". 

China respondió diciendo que el principio no era negociable

Pekín manifiesta preocupación sobre insinuación de Donald Trump de acabar con la política de una "China unificada" Esta posición conflictiva plantea serias dudas sobre la trayectoria de la relación entre las dos economías más grandes del mundo

Pero Trump ha mostrado pragmatismo en otras cuestiones relacionadas con China. Se ha retractado de uno de sus comentarios de campaña donde dijo que etiquetaría a China como manipulador de divisa. Ahora dijo que "hablará con ellos primero".

Nuevo rumbo de las relaciones con América Latina

La presidencia de Trump podría suponer el mayor replanteo de las relaciones entre Washington y Latinoamérica en décadas.

Con sus promesas de construir un muro en la frontera con México y obligar a este país a pagar por él, deportar masivamente inmigrantes hispanos en EEUU o aumentar el proteccionismo comercial, Trump podría cambiar por completo el clima hemisférico de norte a sur.

La incertidumbre que el próximo inquilino de la Casa Blanca supone para la región se ha visto reflejada desde su elección en noviembre en la volatilidad que ha tenido el peso mexicano, que llegó a mínimos históricos frente al dólar.

Acuerdo del cambio climático en la mira

REUTERS

El presidente electo Trump dijo que "cancelará" el acuerdo climático de París en los primeros 100 días de su mandato y que hará todo lo que esté a su alcance para revertir las regulaciones sobre cambio climático introducidas por el Presidente Obama.

Trump ha negado repetidamente el argumento científico que señala al hombre como causante del cambio climático, describiéndolo como "ficticio".

Sin embargo, al igual que muchas otras cuestiones, ha expresado puntos de vista contradictorios. En noviembre le dijo al New York Times que había "cierta conectividad" entre la actividad humana y el cambio climático y que "echaría un vistazo" al acuerdo de París, habiendo decidido ya retirar a EEUU de él.