Lagos Tarapoto, primer sitio Ramsar para la Amazonia  



Informe especial


Las comunidades indígenas, la sociedad civil y el Estado colombiano se comprometieron ante el mundo a cuidar la 'casa' de los delfines rosados.


Escrito por: Olga Cecilia Guerrero - Producción web: Samuel López 


El complejo de 22 lagos que ocupan 44.600 hectáreas de selva tropical húmeda, en el municipio de Puerto Nariño, departamento del Amazonas, ya hace parte de la Lista Mundial de Humedales de Importancia Internacional 'Ramsar'.

La designación del que constituye el primer humedal protegido en la Amazonia colombiana a escala mundial, fue realizada mediante Decreto 1573 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el 28 de septiembre pasado.

Los humedales de Tarapoto distan de Leticia, la capital departamental, a 75 kilómetros aguas abajo por el río Amazonas. Agrupan una amplia zona de terrazas inundables, entre la frontera occidental del Trapecio Amazónico, Perú y los ríos Amazonas, Atacuari y Loretoyacu.

El complejo está formado por el lago Tarapoto Largo y Tarapoto Redondo, así como los lagos satélites de Cabeceras 1, 2 y 3, y otros de mayor tamaño como Cacha Larga, Chepeten, Igarapeguazu, Calzón Cacha, Garza Cacha y Charapa Cacha.

En su mayoría se interconectan por caños y permiten la mezcla de las aguas blancas del río Amazonas ⸺ricas en nutrientes⸺ con las aguas negras de los ríos tributarios Amacayacú, Cotuhé, Boyahuasú, Atacuari y Loretoyacú ­ ⸺pobres en nutrientes⸺ pero caracterizadas por su alta productividad.

Todo este gran ecosistema desde hace varias décadas había sido identificado como prioritario para su conservación por la Fundación Omacha y el Ministerio de Ambiente, pero no se había declarado bajo ninguna categoría de área protegida.

¿Qué es un sitio Ramsar? 

El complejo lacustre de Tarapoto, caracterizado por sus terrazas inundables, es el primer sitio Ramsar en la Amazonia colombiana. ©FernandoTrujillo

Hacia la década del 60 se realizó una negociación entre países y organizaciones no gubernamentales debido a la preocupación por la pérdida y degradación de los hábitats de humedales para las aves migratorias.

Esto resultó en la Convención Ramsar que lleva el nombre de una ciudad en Irán, donde se adoptó el acuerdo internacional, en 1971.

No es una figura de área protegida estricta como las demás existentes en Colombia, es un reconocimiento internacional debido a la importancia de los humedales.

En la actualidad son 69 países y 2.258 sitios que hacen parte de la Convención. Su secretaria general es la colombiana Martha Rojas, con sede en Suiza.

La misión de este acuerdo es "la conservación y uso racional de los humedales mediante acciones locales y nacionales, gracias a la cooperación internacional como contribución al desarrollo sostenible en todo el mundo".

De esta manera, cataloga como humedales a: lagos y ríos, acuíferos subterráneos, pantanos y marismas, pastizales húmedos, turberas, oasis, estuarios, deltas y bajos de marea, manglares y otras zonas costeras, arrecifes coralinos y sitios artificiales como estanques piscícolas, arrozales, reservorios y salinas.

Algunos de los sitios Ramsar en Colombia son: Complejo de Humedales Laguna del Otún (Risaralda), Complejo de Humedales de la Estrella Fluvial Inírida (EFI) (Guainía), Delta del Río Baudó (Chocó), Laguna de la Cocha (Nariño), Sistema Delta Estuarino del Río Magdalena, Ciénaga Grande de Santa Marta (Magdalena), Sistema Lacustre de Chingaza (Cundinamarca).

Todas las formas de vida bajo el dosel

El complejo lagunar  limita con el parque Nacional Natural Amacayacu .  ©FernandoTrujillo

Según el Ministerio de Ambiente, los lagos de Tarapoto presentan una inmensa riqueza biológica que genera y mantiene gran diversidad de flora y fauna, aprovechada por las comunidades indígenas de la región.

"También desempeñan funciones como control de inundaciones, recarga y descarga acuíferas, control de la erosión, retención de sedimentos, protección contra tormentas, estabilización de microclimas, transporte de aguas, recreación y turismo".


Además, son hábitat de gran variedad de especies de flora y fauna amenazadas, migratorias e insignias como los delfines rosados ​​(Inía geoffrensis), delfines grises (Inia fluvíatilis), nutrias gigantes (Pteronura brasíliensis) manatí del Amazonas (Trichechus) inunguis), caimanes (Melanosuchus niger), tortugas charapa odocnemis expansa) y (Podocnemis unifilis).

Peces gigantes como el pirarucú (Arapaima gigas), arawana (Osteog / ossum bicirrhosum) y una gran variedad de aves acuáticas.

Por estas y otras razones, el complejo es de importancia internacional ya que presenta 24 aves migratorias boreales, australes y ecuatoriales, tal y como lo establecieron los estudios de la Fundación Omacha y WWF.

Allí se registra la existencia de grandes depredadoras como el águila arpía (Harpia harpyja) y el águila pescadora (Pandion haliaetus), frugívoras (se alimentan de frutos) como cotingas, tangaras, tinamúes, guacamayas, loros, jacamares, trogones, guacharacas, dispersoras de semillas y necesarias para la supervivencia de algunas comunidades de plantas.

En mamíferos también existen especies clave como los manatíes y el jaguar. En el caso del caimán negro (Melanosuchus niger) esta zona es un relicto para sus poblaciones y ofrece hábitats importantes para una gran diversidad anfibios endémicos para la cuenca.


Nuevos registros para la ciencia

En recientes estudios se registraron 10 nuevas especies de peces para Colombia y un pez eléctrico (Apleronotus albifrons) para el Amazonas colombiano.

En aves dos nuevos registros para la Amazonia colombiana: los halcones (Buteo swainsonií ) y (Buteo platypterus). En plantas, se logró saber de (Carana bravo / taya amicorum) única especie de este género de palmas que solo había sido reportada en Colombia en el río Cahuinarí, región de Araracuara.

Designación, un complejo proceso

La pesca es una de las más importantes actividades económicas en la cuenca del río Amazonas. ©FernandoTrujillo

"Cuando uno mira el Trapecio Amazónico y ubica el Parque Nacional Natural Amacayacu que está en la parte más alta y toda la vertiente de Tarapoto y sus humedales en la parte baja, encuentra que esta última no quedó bien representada en el parque Amacayacu", comentó el biólogo Fernando Trujillo, director de la Fundación Omacha.

Por eso, hace cuatro años, comenzó el trabajo por la designación de los lagos de Tarapoto con una visita para presentar la propuesta a las comunidades del resguardo Ticoya, junto con el Ministerio de Ambiente, la Convención Ramsar y la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonía (Corpoamazonia).

En el resguardo, de una extensión de 80 mil hectáreas, habitan aborígenes Tikunas, Cocamas y Yaguas, quienes apoyaron la idea porque se articulaba con el plan de vida de las comunidades.

"La propuesta buscaba designar tres o cuatro lagos, pero los indígenas propusieron que se incluyera la mayoría de los humedales sobre el río Amazonas", relató Fernando Trujillo.

Con este primer aval de los pueblos, inició la segunda etapa gracias a los fondos de Ramsar que financiaron la caracterización o levantamiento de la información biológica sobre el complejo lagunar y la socialización del proyecto en la región.

"Aquí los protagonistas son las comunidades, por eso entramos a explicar en qué consistiría la designación. Ellos preguntaron qué escenarios negativos tendría un sitio Ramsar y se les informó que lo único que no pueden hacer es minería, cultivos a gran escala o procesos industriales que deterioren el hábitat. Podrán seguir pescando, cazando, haciendo un uso forestal de acuerdo con sus políticas y las de Corpoamazonia y el Ministerio".

Posteriormente vino la consulta previa que significó casi un año de trabajo preparatorio.

Oscar Manrique, encargado de los asuntos Ramsar en el Ministerio de Ambiente relató que este fue uno de los procesos más complejos: "se hizo el acercamiento al Ministerio del Interior para informar en qué consistía la designación y para convocarlo a participar. Se oficializó la solicitud de consulta previa, se hizo la invitación en la región, las reuniones de preconsulta, los encuentros con comunidades, se logró el congreso Wone, máxima instancia para el resguardo Ticoya porque reúne a las 22 comunidades del área, y finalmente se realizó la consulta el 15 de diciembre de 2016".

De las 23 comunidades influenciadas por el proyecto se obtuvieron 18 votos a favor y cinco en contra, pero este último se convirtió en la mayoría, y al final fue aprobada en consenso, contó el Director de Omacha.

La fase que sigue es la construcción del plan de manejo ambiental para el complejo lacustre, que deberá estar listo antes de finalizar 2017. Es responsabilidad de las comunidades y abarcará temas como aprovechamiento forestal, pesquero, salud y educación. Omacha hará un proceso de acompañamiento permanente a los indígenas, el Ministerio de Ambiente aportará los recursos y Corpoamazonia se encargará de la expedición y cumplimiento del mismo.

Para prepararlo, en próximos días un grupo de indígenas del resguardo visitará el río Inírida (Guainía) con el fin de conocer el plan de manejo vigente en ese sitio Ramsar.

Impactos urgentes que atender 

Regular la pesca, controlar la deforestación y establecer pautas para el turismo, son tareas pendientes en los lagos de Tarapoto. ©FernandoTrujillo

A pesar de su belleza, los lagos de Tarapoto no son ecosistemas prístinos, desde hace varios años registran diferentes impactos.

Para Fernando Trujillo, la primera de las afectaciones es la sobrepesca, porque durante los últimos 10 años hubo influencia de ciudadanos peruanos que se introdujeron en los lagos, utilizaron redes y pusieron en riesgo al pez pirarucú.

Por esta razón, desde hace 8 años se implementan algunas medidas para la actividad pesquera en el resguardo y se ubicaron vigías a la entrada de los lagos. Ya se ha visto la recuperación, explicó el biólogo.

Al respecto, Oscar Manrique manifiestó que también se vinculó a la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap) con el fin de consolidar más acuerdos con las comunidades que hacen uso del recurso. El objetivo es que se cumplan las vedas, mínimos de talla de captura y uso de artes de pesca.

El funcionario considera que el segundo motivo de preocupación es la 'venta' en gran oferta de los lagos Tarapoto y la Amazonia como sitio turístico.

"No es un turismo responsable, están introduciendo embarcaciones de gran calado con bastante gente. Eso genera tensiones en un ecosistema que está bien conservado. Queremos generar un instrumento de planificación y manejo que regule las entradas para que haya menos gente, embarcaciones no contaminantes y que se garantice la sostenibilidad del recurso".

Trujillo asegura que en consecuencia, "ya se están poniendo en juego estrategias en Leticia para fijar límites de velocidad y niveles de capacidad de carga, con tal de no saturar los lagos. Hay que tener en cuenta que Puerto Nariño es el primer destino certificado de naturaleza en el país".



Un tercer aspecto por atender es la deforestación, dado que se están talando especies maderables originarias, de esas que ya casi no quedan.

"Estamos trabajando para volver a reforestar el bosque inundado con especies que generan semillas. A raíz de la tala no hay comida para los peces y los peces han ido disminuyendo. Por eso adelantamos la recuperación de los 'pepiaderos' o sitios del bosque inundados que pueden contener frutos y semillas como alimento para los peces ".

Oscar Manrique explicó que lo que hacen como gestores del sitio, es sentar a las partes para conseguir 'acuerdos de sostenibilidad', por ejemplo, en el tema de corte de los árboles para construcción de viviendas se regula el uso de la madera para que esta no se comercialice".

Trujillo contó que ha visto el deterioro del ecosistema en las últimas décadas y cree que la figura de sitio Ramsar es la apropiada: es una oportunidad para decirle al gobierno nacional que hay acciones pendientes por el sitio, la gente y la biodiversidad.

"Allí se presenta una complejidad en la relación social y económica de las comunidades. La mayoría de la gente piensa que como son indígenas los que habitan en Tarapoto, existe armonía con el ambiente, pero lo que pasa es que los modelos de producción han cambiado: les hemos impuesto un modelo de vida diferente. Ellos deben buscar un excedente económico para el diario vivir, para pagar el colegio de sus hijos, para sus necesidades. El reto es grande".

Omacha, tres décadas en Puerto Nariño 

Los delfines rosados son una de las especies emblemáticas del Amazonas.    ©FernandoTrujillo

"Me llena de alegría la designación de Tarapoto como nuevo sitio Ramsar en Colombia porque empecé con 19 años en Puerto Nariño, estudiando los delfines".

Efectivamente, luego de que el legendario científico Jacques Cousteau le asegurara que había delfines en el Amazonas, Trujillo voló a Puerto Nariño en su búsqueda. Fue allí justamente donde los indígenas lo apodaron 'Omacha'. 

"Ellos me veían y me decían Omacha, Omacha, que en la lengua indígena significa 'el delfín que se transforma en gente'".

De ahí nació el nombre de la fundación que acogió la defensa de los delfines en su logo y filosofía. Sin embargo, Fernando Trujillo siempre ha dicho que para salvar los delfines hay que ayudar a la gente:

"Hace 30 años casi nadie sabía dónde quedaba Puerto Nariño. Omacha lo puso en las Guías de Lonelyplanet y las agencias turísticas, la gente comenzó a ir por los delfines y los noticieros comenzaron a publicar crónicas. A largo plazo los delfines van a terminar generando oportunidades de conservación para el sitio y mecanismos económicos para sus habitantes". 

¿Y cómo está la población de delfines?

"Ha ido disminuyendo un poco. El año pasado publicamos un artículo referenciado en la revista Sience, porque estamos viendo una tendencia de disminución de 5 y 7 por ciento anual. No sabemos si es porque ha bajado el potencial de peces o si hay otros factores que los están afectando. Esperamos que este tipo de figuras contribuyan a que haya vida saludable no solo para los delfines, sino los caimanes, manatíes y la gente del Amazonas".

Omacha realiza conteos de delfines cada tres meses y en 2018 hará uno general para todo el río Amazonas.

En cuanto a la investigación científica en el área, este año se realizará un estudio sobre la conectividad de los ríos en el Amazonas a través de los delfines. 

Se instalarán transmisores satelitales simultáneamente en Brasil, Colombia y Bolivia, a 15 delfines rosados ​​para estudiar sus movimientos y las áreas donde permanecen.

En Brasil y Bolivia se hará el estudio en zonas cercanas a hidroeléctricas y en Colombia en los sitios despejados, donde no hay controles ni limitaciones humanas.

Es un proyecto con WWF de Brasil realizar el ejercicio, con participación de Corpoamazonia, Instituto Sinchi, WWF y Omacha.



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Esta es una publicación de la Red Prensa Verde, integrada por periodistas independientes de diferentes regiones de Colombia. 

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