Cambio Climático a juicio

Los cambios globales producen efectos globales

2016 el año más caluroso desde 1880

El mes de febrero fue uno de los más cálidos en la historia desde que existe registro de temperaturas. El análisis del comportamiento climático durante los últimos años revela que la situación anómala que estamos viviendo responde a la combinación del calentamiento global y a los significativos efectos atmosféricos producidos por El Niño. El Niño es un fenómeno climático que este año se presenta particularmente intenso y que se caracteriza por la influencia de la corriente cálida del Pacífico sobre buena parte del planeta.

Este fenómeno es opuesto al de La Niña, y ambos son el resultado de la interacción entre la atmósfera y el océano Pacífico (en términos de variaciones en la temperatura del agua). Mientras que "El Niño" se produce cuando hay un incremento de las temperaturas, lo que tiene diferentes efectos en cada región del mundo, “La Niña” contribuye a un descenso de las mismas, tendiendo al equilibrio del sistema océano-atmósfera.


España es uno de los países mediterraneos, junto con Grecia e Italia, donde las consecuencias del cambio climático ya suponen pérdidas millonarias por la desertización.

Los cambios bruscos de temperatura producidos en los últimos años han llevado a situaciones climáticas contratadas en todo el planeta. Intensas sequías afectan a regiones del Pacífico, obligando a los gobiernos de algunos países del Hemisferio Sur a decretar el estado de emergencia. En Europa, países como Francia han registrado su invierno más cálido desde que existen datos. 

Los gases de efecto invernadero son los causantes del aumento de la temperatura de nuestro planeta. Entre ellos, el vapor de agua y el dióxido de carbono contribuyen, junto con otros gases como el metano o el óxido de nitrógeno, a acumular la radiación solar en la atmósfera.


El caso del Ártico es más preocupante, donde se ha producido una reducción de más de un millón de kilómetros cuadrados de hielo, con respecto al valor medio anual, para esta época del año. En el mes de enero se registró un incremento de 1.35º C, por encima de la media de temperatura para el periodo 1951-80, y un incremento de 1.63º C por encima de niveles pre-industriales.


En algunas zonas del Ártico se registran incrementos de hasta 7º C por encima de la media. Desde 1979 la capa de hielo ha disminuido cerca de un tercio. Como consecuencia, los osos polares están perdiendo la superficie helada que les proporciona cobijo y les protege de la caza, reduciendo así sus posibilidades de supervivencia con el aumento de la temperatura. Además, el aumento térmico llevará a un mayor volumen de hielo derretido, incrementando así el nivel del mar. Esto tendrá consecuencias en las islas del pacífico, algunas de las cuales desaparecerán y otras verán retroceder su línea de costa, obligando a movimientos migratorios de población.

El aumento de las temperaturas tiene, además, un fuerte impacto en las sequías, incrementando el riesgo de incendios, al estar la vegetación más seca, y la pérdida progresiva de tierras fértiles para el cultivo. Esto favorece el aumento de la erosión y la desertificación, y es causa de alarma humanitaria en países asolados por la sequía, donde la escasez de alimentos produce malnutrición en la población del centro de África.

El cambio climático es ya un hecho. Nadie pone en duda la relación existente entre la actividad industrial humana y el incremento del dióxido de carbono atmosférico. Este es especialmente agresivo en el océano, donde se acumula durante más tiempo y contribuye a la acidez del agua, reduciendo la capacidad de supervivencia de organismos marinos como los corales. En los últimos cinco años se han alcanzado temperaturas record de calor en todo el planeta, con una tendencia a que la situación, si no se remedia a tiempo, continúe en aumento.