El trabajo de Volcos en el Centro San Martín de Porres

El Voluntariado de Estudiantes de Comunicación Social (Volcos) estuvo trabajando en el Centro San Martín de Porres (CSMP), ubicado en la parroquia Coche, sector Las Mayas. Este centro comunitario ofrece varios servicios referentes a la salud pública. Además, cuenta con una red alternativa que recibe a niños no escolarizados, donde empiezan a nivelarlos con el objetivo de que luego puedan ingresar en el sistema escolar a través del Colegio Fe y Alegría, ubicado al lado del CSMP. 

El trabajo de Volcos se ha enmarcado en ofrecer e impartir las herramientas, que los voluntarios aprenden en su formación profesional en la universidad. Se han enfocado especialmente en actividades sobre el uso de los medios de comunicación.

 "Una de las actividades, que más les gusto a los niños fue la de televisión. Aprendieron como se hace un programa; que hay que hacer detrás de cámara; los distintos personajes que se encargan de llevar un programa al aire. Nos dimos cuenta que a pesar que viven en situaciones de vulnerabilidad y contextos familiares no adecuados, ellos ven televisión y saben mucho a pesar de las dificultades que presentan por estar aislados del sistema educativo", señala María Sifontes, miembro de Volcos.

Otra de las clases donde obtuvimos bastante receptividad fue cuando enseñamos sobre cine. Los niños nombraron una serie de películas que le gustaron y una serie de directores reconocidos. Eso hace notar que tienen cierto grado de conocimiento sobre su entorno, que no son niños que solamente viven en situaciones socioeconómicas muy difíciles y que se aíslan", indica Lorena Jaimes, voluntaria de Volcos

Desde la perspectiva de los voluntarios, el CSMP ha sido una buena influencia para los niños en relación a su aprendizaje. Sobre todo cuando se contextualiza las situaciones que atraviesan.

Muchos pequeños vienen de familias disfuncionales o no están con sus padres. Otros han experimentado situaciones de violencia por el fallecimiento de algún familiar cercano. También, algunos presentan ciertos problemas psicológicos y deben estar medicados, pero las familias por razones socioeconómicas, no tienen la capacidad o el interés para mantener ciertos tratamientos.

Un equipo docente conformado por profesionales en el área de la pedagogía y la psicología escolar brindan esa atención integral necesaria para mejorar el bienestar de los niños en condiciones de vulnerabilidad, así como su posterior ingreso al sistema escolar.

A través de 4 voluntarios, Volcos atendió entre 10 a 7 niños por sesión de trabajo, durante 2 meses, todos los miércoles.

A pesar de que los voluntarios empezaron su trabajo con una serie de expectativas y perspectivas, sobre las labores a realizar, se presentaron situaciones donde el acompañamiento del equipo docente fue fundamental para manejar las situaciones que se iban presentando con los niños. 

De igual forma, se capacitaron para utilizar ciertas herramientas con los pequeños y emprender una relación más cercana, cuyo resultado fue una gran receptividad y empatía. 

Sin embargo, los voluntarios tuvieron que enfrentar dificultades en ciertos escenarios. En ocasiones hubo conflictos entre los niños, porque no se conocían y por las diferencias de edad. 

También, trabajaron con niños que tenían ciertas medicaciones, esto hacia que tuvieran conductas diferentes al resto del grupo.Ante estos retos, se hicieron dos sesiones de trabajo sobre el tema de bullying. Se realizaron actividades donde cada miembro manifestó como se sentía, trataron de negociar y acordar entre ellos. Hubo un mejoramiento progresivo de su conducta luego de esas sesiones.

"Con el pasar de las actividades pude observar como una niña muy reversada y callada, progresivamente con nuestros encuentros fue participando más. Ella intervenía y daba su opinión, se convirtió en una niña un poco más segura. Cuando algún compañero, empezaba a intimidarla, ella se defendía a través del dialogo. Considero que eso fue un cambio importante. Quizás no hayamos cambiado toda una comunidad, pero creo que a través de los pequeños cambios se logra mucho", indica María Sifontes.

 "Cuando estaba en las sesiones para hablar de los problemas que los afectaban como grupo, se pudo notar una niña en particular, que era muy violenta, no quiera participar y empezaba a generar problemas con otros niños. Comenzamos a dialogar con ella, yo le pregunté: ¿Cómo te ves dentro de 5 años? Ella me respondió que no tenía sueños. Fue algo bastante fuerte para mí. Empiezas a preguntarte en qué condiciones ha tenido que vivir esta niña para que piense algo así", recuerda Lorena Jaimes.

Para finalizar, los voluntarios establecen que siempre hay oportunidad para cambiar. Recuerdan como en una de las primeras sesiones estaban realizando un periódico. Un chico quería hacer un periódico deportivo, pero era muy violento y no aceptaba observaciones ni criticas para mejorar su publicación. En un momento empezó a lanzar golpes pero se pudo controlar la situación.Cuando termino la sesión al chico se le cae una navaja del bolsillo. Eso a meritó una suspensión, mientras estaba con sesiones psicológicas y pudieron tratarlo.

 Con la medicación y el apoyo docente, donde los voluntarios participaron, su comportamiento mejoro fue distinto, ya no era tan violento, se convirtió en una persona más abierta.