El Holocausto y sus interpretaciones

La Shoá —mejor conocido como el Holocausto— fue el genocidio por parte de la Alemania Nazi de Adolf Hitler hacia 6 millones de judíos, entre 1933 y 1945

Dentro de la comunidad internacional, luego de la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, se conoció la gravedad de los métodos utilizados por el nacionalsocialismo para exterminar a la comunidad judía. 

En la actualidad, las acciones cometidas por los nazis están impregnadas en la cultura de las sociedades occidentales como una cicatriz.

Sin embargo, la visión histórica de este acontecimiento ha evolucionado a través del tiempo. Esto suele pasar con hechos históricos polémicos

Por ejemplo, existen historiadores que alegan que Nerón no tuvo responsabilidad en el incendio de Roma del año 64 d.C. Otros afirman, que Maximilien Robespierre nunca instauró una sistemática política autócrata y de persecución en Francia durante 1793 y 1794. 

Estas afirmaciones mencionadas anteriormente están en contra del conocimiento socialmente aceptado. De igual forma está pasando con el Holocausto como hecho histórico

Pero, la particularidad respecto a la Shoá es que no dista mucho en el tiempo con el presente. Esto hace que la interpretación del Holocausto aún tenga repercusiones sociales, culturales y políticas.

La culpa es de Al-Husayni

En el año 2015, se dejó evidenciado que el tema sigue en la agenda pública y aún despierta mucha sensibilidad. En octubre, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu señaló al líder palestino Muhammad Amin Al-Husayni como responsable del Holocausto. 

Más allá de las intenciones políticas, en el contexto de las complejas relaciones entre Palestina e Israel, ese comentario de Netanyahu responde a una de las visiones del Holocausto, que está al margen de lo que convencionalmente se conoce.

En síntesis, Muhammad Amin Al-Husayni fue un líder nacionalista árabe palestino y antisemita, que dirigió numerosos enfrentamientos contra los judíos durante el mandato británico de Palestina. 

En 1941, Al-Husayni se reunió con Hitler. Según el profesor Bernard Lewis, el líder palestino trató de convencer al líder alemán para ampliar la exterminación de los judíos en los territorios ocupados por los nazis. 

Lewis indica, que también propuso que la fuerza aérea alemana, la Luftwaffe bombardeara Tel Aviv, ciudad habitada casi en su totalidad por judíos. Ciertas corrientes de historiadores israelíes, consideran a Al-Husayni como uno de los arquitectos del Holocausto.

Por eso, el primer ministro israelí señala que Al-Husayni tuvo gran responsabilidad en el Holocausto, culpándolo de haber convencido a Hitler de proceder con el genocidio. 

No obstante, esta versión histórica también es cuestionada por la academia y los políticos occidentales.

Luego de las declaraciones de Netanyahu, la canciller alemana, Angela Merkel aseguró que el Holocausto fue responsabilidad de Alemania; y que no ve ninguna razón para cambiar su visión sobre la historia, especialmente, sobre esa cuestión.

En ese mismo sentido, se pronunció el profesor Dan Michman del Instituto Internacional para Investigaciones del Holocausto, quien afirmó, que si bien Al-Husayni en efecto se reunió con Hitler, esto ocurrió cuando la implementación de la Solución Final ya había empezado. "No se puede decir que fue Al-Husayni quien le sugirió a Hitler la idea de matar o quemar judíos", indicó Michman.

La negación

Esta visión alternativa y poco convencional anteriormente mencionada, no es la única que existe en la periferia de la opinión pública internacional. Existe una corriente de pensamiento que promociona el "negacionismo" del Holocausto.

El “negacionismo” del Holocausto es una reinterpretación de los hechos acontecidos en Europa entre los años 1941 y 1945, que indican que el genocidio practicado por la Alemania Nazi contra los judíos y los gitanos no existió, sino que es producto del mito, la fabulación y el fraude de los países aliados. En resumen, las tesis de estas reinterpretaciones se basan en tres puntos fundamentales:

1) La Alemania Nazi no tuvo un plan deliberado de exterminación hacia los judíos y otros grupos étnicos.

2) No murieron 6 millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

3) No existieron dispositivos sistemáticos para el exterminio masivo como las cámaras de gas y los campos de exterminio.

Esta corriente, también señala que el Holocausto sería una propaganda de guerra, inventada por Occidente, y por una supuesta conspiración judía, cuyo propósito era obtener beneficios de los palestinos y de Alemania. 

El “negacionismo” se considera una tesis antisemita y es penada en varios países europeos, ya que se entiende como el ocultamiento del genocidio o su justificación. No obstante, grupos de extrema derecha alientan estas corrientes, que no poseen sustento académico.

Entre la política y el futuro

El profesor judío, Norman Finkelstein, cuyos padres estuvieron internados en campos de trabajo forzados en la Alemania Nazi, indica: “ El Holocausto está siendo explotado con fines políticos pro-israelíes y para financiar a los actores políticos en perjuicio de los actuales supervivientes". 

Sin embargo, la mayoría de la comunidad internacional y especialmente la comunidad judía rechazan esta hipótesis, ya que establecen una diferencia entre el Holocausto y el desarrollo de la política del Estado Israel actualmente. 

Por su parte, las corrientes nacionalistas europeas señalan al Holocausto como un instrumento político, que genera un sentimiento de culpa en Europa y promueve la xenofobia hacia los europeos.

No hay duda que la interpretación de la historia, se utiliza para legitimar proyectos políticos y acciones, que sin sustento histórico carecían de fuerza. Pero en una época, donde las sociedades poseen una mayor capacidad de registro de la información, resulta difícil sostener reinterpretaciones, sobre todo cuando se trata de la negación de exterminios masivos de seres humanos

Como dijo Antonio Machado, poeta español: “La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés”. En este caso, la verdad se muestra en los números. La Alemania Nazi asesinó: 5.600.000 a 6.100.000 de judíos aproximadamente; 3.500.000 a 6.000.000 de civiles eslavos; 2.500.000 a 4.000.000 de prisioneros de guerra soviéticos; 2.500.000 a 3.500.000 de polacos no judíos; 1.000.000 a 1.500.000 de disidentes políticos; 200.000 a 800.000 gitanos; 200.000 a 300.000 discapacitados; y 10.000 a 250.000 homosexuales.

Luego del Holocausto, se pensó que la humanidad tomaría conciencia sobre la radicalización de ciertas ideologías y la intolerancia. Sin embargo, 70 años más tarde, la sociedad sigue en una situación compleja, manifestada en guerras, terrorismo y cierta indiferencia por parte de la comunidad internacional.

Hoy más que nunca se necesita volver a mirar hacia el Holocausto, no con la intención de buscar nuevos culpables o justificar interés políticos, sino como la demostración del camino que pueda tomar la humanidad de no buscar nuevas alternativas de convivencia, donde exista un verdadero respeto por las diferencias y por la vida.