La música sobre ruedas

 Ellas quieren trabajar tranquilamente, dando a conocer el gran talento que tienen para la música. 

Seguramente, las ha escuchado cantando algunas canciones de Juan Gabriel, La Quinta Estación o Grupo 5, en las líneas que tomas diariamente para ir al centro laboral o tu casa de estudios. Unas suben con guitarras, otras con ukeleles, algunas con pistas musicales y unas pocas, acompañadas solamente con su hermosa voz. A ellas se les conoce, como las chicas del carreo. 

La mayoría de ellas, son jóvenes entre 18 y 25 años de edad, las cuales suben a los carros para mostrar su gran talento en la música. Con ello, pueden solventar un poco los gastos de sus estudios y ayudar económicamente a su familia. 

El 90% de los que trabajan de este modo son hombres y el solo el 10% son mujeres, las cuales día y día salen ganarse la vida de este modo, exponiéndose a ser agredidas tanto física como verbalmente.

Muchas de éstas chicas se encuentran cara a cara con el peligro que azota la cuidad de Lima. Corren el riesgo de ser asaltadas debido a que todas suben a los carros con algún instrumento musical, y bajan de ellos con dinero.

Por mostrarse solas e indefensas, gente inescrupulosa aprovecha la situación y las molestan haciéndose pasar por productores musicales, otros les hacen propuestas indecentes llamándolas desde sus taxis para pedirles que canten dentro y, muchos otros, las hacen sentir mal al decirles palabras obscenas cuando ellas pasan solas por las calles o cuando pasan para pedir la colaboración de los pasajeros . Todo esto les hace sentir gran impotencia y, a la vez, preocupación de que algo pudiese pasarles algún día.


Como es el caso de Shessira María (22), una cantante solista, la cual, de este modo, solventa sus estudios musicales, dejando atrás los prejuicios y la vergüenza. Todo esto lo hace con la finalidad de poder continuar con lo que más ama "la música" y así crecer mentalmente. Ella nos cuenta lo siguiente:

"He sufrido acoso por parte de transeúntes, de cobradores, de los choferes y hasta de los pasajeros que a veces piensan que porque están en el lugar de oyentes o espectadores tienen derecho de tratarte sin respeto. Otro factor de peligro en el tiempo; ya que, muchas veces salimos en la tarde y nos quedamos hasta la noche corriendo el riesgo a que nos roben, y ya sabemos que aquí la seguridad es muy escasa. Los carros, muchas veces, avanzan como locos cuando recién estamos bajando, esto nos genera caídas y una posible ruptura de nuestros instrumentos musicales . Definitivamente, lo que más me indigna como mujer, es el acoso de los hombres, que se sienten en el derecho de decirnos lo que desean. Eso desearía que cambie".

El caso de Keila es totalmente distinto. Ella trabaja en un lugar estable; sin embargo, canta los carros para obtener ingresos extra y así ayudarse económicamente con los gastos que la universidad siempre exige.

"Yo misma me pago mi carrera universitaria y muchas veces el sueldo que recibo no me es suficiente. Bueno... uno de los riesgos que podemos sufrir es el acoso de los hombres, sobre todo los mayores. Otro riesgo es que los carros se desvían y aparecen en un lugar escondido, así que corremos un alto riesgo de robo".


Los padres de Fiorella Falcón, la apoyan económicamente con sus estudios; sin embargo, nos comenta, que siempre tiene trabajos grupales, los que requieren gastos extras que ella misma tiene que solventar 

Ella nos cuenta que cantando en los carros, ha sufrido acoso por parte de los pasajeros, cobradores y hasta choferes. Un pasajero, hasta se hizo pasar por productor musical para conseguir su número de celular. 

"Actualmente no puedo trabajar en un lugar estable porque los horarios que tengo en la universidad me lo impiden. En ninguna empresa me querrán aceptar cuando los diga '¿Puedo venir un martes y viernes por la noche, el miércoles en las mañanas y el resto en las tardes? En ninguna. El carreo me ayuda para poder comprar cosas que siempre me hacen falta para mis estudios más que todo ".

Éstas y más jóvenes son un ejemplo para la sociedad, debido a su gran valor y fuerza que nos demuestran a día. Así que, si te topas algún día con una de las chicas del carreo, no las ignores y regálales un aplauso, unas palabras de aliento o simplemente unas monedas.