En la mirada de un historiador 

Cuanto sucedió y sucede en Vertientes y el central Panamá, es siempre tema de atención en la vida de Rubén Delgado Fernández. 


Entre certezas, jaranas y risas él relata cualquier hecho histórico como el más atractivo cuento, narrado con un sencillo y depurado estilo.

A Rubén Delgado Fernández, ser historiador del municipio camagüeyano de Vertientes le ha llevado muchísimas horas de investigación, "pero todavía tengo espíritu para seguir haciendo, porque mi pueblo para mí es lo mejor", dice con orgullo de la tierra que lo vio nacer.

Allí, en la comodidad de su casa, muestra los documentos que atesora, las cartas, los libros y las invitaciones que le dirige Eusebio Leal Spengler desde La Habana, así como su último proyecto de estudio.

Se nota, al instante, su feliz disposición para dialogar de los temas que tanto le apasionan.

—La fundación de Vertientes se asocia al comienzo de la construcción del central Panamá. Cuéntenos de esos inicios.

—En 1914 ocurre en el mundo un hecho trascendental, la I Guerra Mundial, que posibilitó el incremento de la caña de azúcar en América Latina, y específicamente en Cuba.

"Es así que en ese mismo año, Carlos Alvarez, Antonio Oviedo y Regino Arenas fundan en la actual provincia de Cienfuegos la compañía Vertientes S.A.

"Ese pequeño análisis todavía no nos va diciendo nada de Vertientes, pero si tenemos en cuenta que esas tres personas tenían en la zona de Camagüey más de

7 000 caballerías de tierra -aparecen los centrales Florida, Agramonte y Vertientes- ahí sí ya vamos entendiendo.

"El central está ubicado en lo que otrora fuera el hato de Jimaguayú, en la finca Guasumal, de la Sabana La Cigarrera. Como estos lugares fueron dedicados fundamentalmente a la cría de ganado por extensión, se impuso la necesidad de traer de otros territorios hacia aquí las personas para la construcción del central, que comenzó en 1918.

"Originalmente se concibió para procesar 164 000 arrobas de caña en 24 horas de trabajo, una cifra que si se compara con las de hoy corresponde a un central pequeño.

"Y lo otra cuestión importante fue el desmontaje de diferentes áreas del territorio -Batalla de Las Guásimas, Santa Gertudris, La Fela, Guasumal, Las Altamiras- que de montes de maderas preciosas se convirtieron en terrenos donde se sembró a pico la caña.

"Aunque tres años después el actual Panamá todavía no estaba construido totalmente, ya podía producir azúcar, por eso su primera zafra de prueba fue la de 1921 - 1922, cuando se molieron las cañas de La Fela y San Antonio.

"Conjuntamente con la fabricación del central va apareciendo el pueblo. El batey se extendía desde la calle 1ra hasta la 9na, todo en estrecha relación con el área donde se desarrolló la industria. Allí encuentran asiento los comerciantes, y la población comienza a crecer aceleradamente, hasta 'quedarle grande' a la fuente económica.
"Propusimos la celebración del centenario de la fundación de Vertientes en abril de 2018 porque fue en ese mismo mes, pero en 1923, que "corrió" el primer tren de Camagüey hasta aquí.

"Es decir, que en esos 5 años (1918 - 1923) ocurre la complementación de varios factores hasta llegar a un ordenamiento de pueblo como tal, con dos repartos: La Matilde y La Cachimba.

"Así surge el pueblo de Vertientes, aunque no con ese nombre, sino con el de Sabana La Cigarrera -como te dije antes- perteneciente al barrio rural de Yeguas".


—En un recorrido por el museo municipal, usted se refería al ingenio El Divorcio como uno de los antecedentes de la industria azucarera... 

Foto: Yurisey Hechavarría González/ Radio Vertientes

—La expansión azucarera fue un proceso lento que se desarrolló sobre todo hacia el occidente de la Isla. Aunque en Puerto Príncipe la tradición se inclinaba más bien hacia la ganadería, eso no quiere decir que en los campos camagüeyanos no tuviera cabida la producción de azúcar.

"En la primera mitad del siglo XIX se reporta en el territorio la existencia de entre 5 y 6 ingenios o pequeños trapiches; El Divorcio estaba entre ellos. Desde esta etapa ya se conocía el cultivo y procesamiento de la caña, a mayor o menor escala.

"El Divorcio, fundado en la década de 1860, se encontraba en la zona del actual pueblo de Manantiales. Ahí están los antecedentes del desarrollo de esa industria en el territorio".

Rubén dice con certeza que Vertientes es un municipio histórico. Argumenta esa afirmación cuando explica que su pueblo fue un escenario imprescindible en El Camagüey del siglo XIX si se habla de gestas independentistas.

"Vertientes conoció a Ignacio Agramonte, Henry Reeve, Antonio Maceo, Máximo Gómez, Flor Crombet, José Maceo, etc. Los fundamentales jefes de las guerras de 1868 y 1895 estuvieron dentro del territorio de una manera u otra".



Así llegamos entonces al diálogo en torno a la importancia de la historia local:

                                      

"¿Por qué no hablar de los hechos que nos son más cercanos? cuando tratamos en clase, por ejemplo, la Guerra del 68. La historia local no se conoce lo suficiente.

"No es que el maestro no quiera referirse a esos acontecimientos del municipio, es que muchas veces no sabe lo suficiente de esos temas, él tiene un libro acorde con el programa, y él va a dar eso.

"Pero si yo voy a hablar de los aborígenes, ¿por qué no hablar de los de Vertientes? ¿Y por qué no dar la clase en la sala de arqueología del museo?

"Con esto no quiero decir que no se haga, sino que debe estar contemplado dentro del programa para que el profesor pueda darle más énfasis".

"


Ante la siguiente pregunta, relacionada con un suceso particular del Vertientes de 1937, Rubén cuestiona mi interés por el hecho; "si ese incendio fue algo normal", opina, pero yo insisto en los detalles.

—Vertientes se quemó ese día, el 12 de septiembre de 1937. Por ese entonces vivía aquí Ana la polaca, que en realidad no era sino búlgara, yo la conocí siendo ya una persona mayor. En esa fecha dicen que era una joven muy bella y tenía, donde actualmente está el bulevar,  una tienda de ropa.

"Cuentan que entre los dependientes figuraba uno perdidamente enamorado de ella, sin ser correspondido. Una noche, cuando Francisco, o Antonio -está por precisar el nombre- compartía con sus amigos en el bar Hatuey, uno de los mejores del pueblo, dijo que Vertientes se acordaría de él, y esa misma noche, a altas horas, ocurrió el incendio.

"La cuadra de comercios, fondas y otros establecimientos -calles 5ta y 6ta- quedó reducida a horcones, porque todo era de madera, tejas y cartones.

"Eso dicho así puede ser simplemente una anécdota, pero hay que analizarlo desde el punto de vista económico para el poblado, porque entre las edificaciones reducidas a ruinas estaban 6 bodegas, 3 hoteles, 2 imprentas, 8 tiendas de ropa, una panadería, el edificio de correo y telégrafo, un tostadero de café y 3 carnicerías".

Finalmente cuenta toda su trayectoria, que podría aprovecharse luego para una entrevista de personalidad. Por el momento, nos interesa seguir hablando de los cien años de historia del pueblo de Rubén Delgado Fernández, y mío también.

Así, logramos terminar la conversación, luego de más de una hora, porque resistirse a los conocimientos de los historiadores no resulta tan fácil.

Foto de portada: Tomada de camaguebaxcuba.wordpress.com

Textos y audios: Malena Alvarez Julín/ Adelante

Edición: Malena Alvarez Julín/ Adelante