Miradas martianas

Una vez más acudimos al Maestro, no para intentar engalanarlo con palabras, sino para mirarlo desde la Cuba actual.   

DEl niño callado al hombre - patria

Ya sé las historias, ya las sé... que fue un niño callado y un hombre taciturno, que su padre le regañaba y su madre no le comprendía, que las hermanas vivieron siempre condenadas a la ausencia crecida del único varón.

Sé que el suyo fue amor extraño, que se le parecía: mientras más amaba más se ausentaba físicamente. Entonces, por mucho que voló, jamás pudo ser un hombre ave: no daba calor al hogar; ni hogar tenía siquiera. Su calor fue a dar a otro sitio; a ese horno especial que demandaba tanto fuego que quemó su cuerpo como el tronco más valioso. Todavía arde.

Ya sé que no vio crecer a su hijo, que su hijo no pudo verlo encanecer ni cerrarle los párpados a un muerto sedentario. Su hijo vivió huérfano de padre, y huérfano, tanto como nosotros, de presenciar esa misteriosa historia de cómo el hombre se empinó hasta el cielo montado en un brioso pegaso que no tenía alas.

José Francisco Martí Zayas - Bazán vivió durante su infancia y adolescencia en la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe, actual Camagüey. 

De José Francisco en esta ciudad hay mucho de qué hablar, de cuando solicitó al director del Instituto de Segunda Enseñanza el ingreso a los estudios de bachiller (...) de las impresionantes notas de las diferentes asignaturas, conservadas en el Archivo Histórico Provincial, y de sus prácticas deportivas como torpedero de béisbol (...).

Leer trabajo completo.

"(…) ni al Camagüey ni a ninguna otra comarca, pero sobre todo al Camagüey, la dejaremos de la mano: hombre por hombre se sentirán agasajados, llamados, suavemente empujados (...)".

Carta del Maestro a Máximo Gómez (1894, marzo 24). 

Martí consignó 110 referencias al Camagüey, 31 a Puerto Príncipe y en otras ocasiones aludió a 119 personas nacidas en estas tierras.

" 'Aquel era valor', decía el hombre de la guerra, ‘¡y lo que lo queríamos!’. Verlo no más, con aquellos ojazos y aquellos labios apretados, daban ganas de morir por él: ¡siempre tan limpio! ¡Siempre el primero en despertarse, y el último en dormirse!" 

Conversación con un hombre de la guerra.
(…) Ni Cuba ni la historia olvidarán jamás que el que llegó a ser el primero en la guerra, comenzó siendo el primero en exigir el respeto de la ley… Estaba Guáimaro más que nunca hermosa. Era el pueblo señorial como familia en fiesta. Venían el Oriente, y el Centro, y Las Villas al abrazo de los fundadores".


10 de abril

"Por la dignidad y la fortaleza de su vida; por su inteligencia rara y su modestia y gran cultura; por el cariño ternísimo y conmovedor con que acompaña y guía en el mundo a sus dos hijos, los hijos del héroe, —respeta Patria y admira a la señora Amalia Simoni, a la viuda de Ignacio Agramonte".


Patria (1892, junio 25).

Al encuentro con Martí se acude en cada visita a la casa donde transcurrieron sus primeros años. El museo —ubicado en La Habana Vieja— exhibe en sus ocho salas objetos y documentos relacionados con la vida del Apóstol.   

Un pretexto martiano nos acercó a Luis Álvarez Álvarez, oportunidad que aporvechamos para conversar con su hogar, ese remanso de paz alumbrado de libros, ideas y proyectos donde todos, universitarios o no, tenemos espacio y recibimos su atención porque la obra concebida en su intimidad es una obra colectiva.

—En su ejecutoria hay un pensamiento martiano esencial: "solo hay dicha verdadera en la amistad y en la cultura". ¿Por qué prefiere esta frase?

—Esta frase resume una parte esencial del pensamiento martiano. Te recuerdo que en Versos Sencillos Martí escribió "Tiene el leopardo un abrigo / en su monte seco y pardo: / Yo tengo más que el leopardo, / Porque tengo un buen amigo". Para él la amistad era algo extraordinario y tuvo amistades entrañables con Fermín Valdés-Domínguez, Manuel Mercado, Amalia Simoni... Para él la amistad siempre fue un vínculo desinteresado a partir de una concordancia espiritual, y sobre todo una posibilidad de comunicación franca.

Precisamente por esto lo vinculaba con la cultura. Actualmente los culturólogos tienden a considerar la cultura como un macrosistema de comunicación. Eso significa que para Martí la comunicación sana y constructiva entre los seres humanos era la posibilidad más alta de felicidad. Recuérdese que él sufrió bastante en sus relaciones familiares, aunque con el paso de los años halló un consuelo en la intensa identificación con su padre, de quien heredó en gran medida el sentido de la justicia y el coraje de luchar por ella.

Su matrimonio fue, como se sabe, muy poco feliz. Por eso en su caso particular consideraba que la felicidad estaba en la amistad y en el conjunto de valores espirituales y materiales que el hombre crea para poder subsistir. 



El diálogo con Pedro Pablo Rodríguez, reconocido investigador del Centro de Estudios Martianos, permite conocer de cerca al Maestro.


Créditos:

Textos: Enrique Milanés, Enrique Atiénzar, María Delys Cruz, Yanetsy León y Malena Alvarez.

Edición: Malena Alvarez Julín.